Tanto embarazada de mi Mayor como de Pulguita siempre tuve claro que quería dar el pecho. En mi cabeza no entraba otra opción posible. El recuerdo que tengo de la lactancia de mi Mayor (aunque fue mixta) es muy bueno, aunque como he dicho varias veces, demasiado breve. Una vez encauzado el problema de su alergia su alimentación fue “relajada”, pautada por reloj y -por recomendación médica- suplementada con biberones lo que me permitía poder descansar a ratos y delegar de vez en cuando en mi marido el momento “alimentación”. Pero entonces llega Pulguita y a pesar de haber leído mucho, muchísimo, sobre …
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