Un hermano mayor invisible
Desde que soy madre de dos, una de las cosas que más me molestan es la poca empatía y tacto de la gente hacia mi hijo mayor. Ya comenté cuando nació Pulguita los detalles tan feos (o mejor dicho, los “no detalles”) que tenían muchas de las visitas que venían a vernos, trayendo regalos a la niña y obviando por completo a mi hijo. Jamás se me ha ocurrido ir a visitar a un recién nacido y no pensar en los hermanos mayores (si los hay). Basta muchas veces un simple libro de pegatinas o una bolsa de caramelos para …