Cómo hablar de la muerte con los niños, el sexo u otros temas delicados

cómo hablar de la muerte

¿Cómo hablar de la muerte con los niños? ¡Qué complicado nos suele parecer a los adultos, pero qué sencillo es si lo hacemos con naturalidad! De un tiempo a esta parte, el tema de la muerte ha captado la atención de mi Mayor y a menudo me plantea preguntas o reflexiones como por ejemplo:

 ¿Por qué se muere la gente?

¿Sólo se muere la gente mayor o cualquier persona?

¿Y qué pasa después de morirse?

¿Tú te vas a morir?…

O si escucha alguna conversación en donde hablamos de que el abuelo, un amigo o sus hermanos se han puesto enfermos, enseguida pregunta: ¿pero se van a morir?

En definitiva, que el tema le preocupa y lo menciona con cierta frecuencia, aunque siempre desde la espontaneidad y naturalidad de un niño, sin dramatismos ni –de momento- temores.

Mi hijo tiene altas capacidades intelectuales: ¿y ahora qué hago?

 Cómo hablar de la muerte con los niños

A pesar de que nunca hemos ocultado este tema al niño y siempre le hemos contestado con naturalidad cuando nos ha preguntado acerca de, por ejemplo, nuestros abuelos ya fallecidos o adorado perrito (al que ve en alguna fotografía y que murió meses antes de nacer él), es ahora cuando “la muerte” comienza a captar poderosamente su atención.

¿Cómo afrontamos este tema cuándo nos pregunta?

Con naturalidad

Como cualquiera de los temas -más o menos delicados- que nos ha ido preguntando en este tiempo, su padre y yo afrontamos este otro con la misma naturalidad que los demás. Y es que los niños, al igual que los adultos, también desean saber, conocer e interesarse por todo lo que les rodea.

Sin mentiras

Flaco favor, a mi juicio, hacemos a un niño que nos pregunta algo contestándole con una mentira. Las mentiras no llevan a nada y si nuestro hijo duda y nos pregunta, es porque confía en que podemos ayudarle. En ese caso, hagamos todo lo posible por saciar su curiosidad de forma respetuosa y acorde a su edad (y por respeto yo entiendo también “no mentirle”).

Sin eufemismos

Los expertos dicen que proporcionar a un niño una idea equivocada acerca de un tema sobre el que nos pregunta, puede dar lugar a falsas creencias e interpretaciones erróneas. Como resultado de esta confusión, el niño puede empezar a tener miedo de determinadas situaciones o a mostrar cierta inseguridad.

Esto ocurre, por ejemplo, cuando para explicar la muerte utilizamos el eufemismo “se ha dormido para siempre”. En ese caso, el niño podría no entender bien lo que implica la expresión “para siempre” y tener miedo cuando llega la hora de irse a dormir.

Asegúrate de que te ha entendido

Creo que es importante terminar la conversación asegurándonos de que ha entendido nuestra explicación y  no le quedan dudas.  Y es que no hay nada peor que dar por zanjada de manera unilateral una conversación dejando al interlocutor hecho un mar de dudas.

Yo siempre pregunto: ¿me he explicado bien? ¿Has visto resuelta tu duda? ¿Puedo ayudarte en algo más?

¿Y qué ocurre con otros temas delicados como el sexo?

Los niños son curiosos por naturaleza y antes o después comenzarán a manifestar sus inquietudes: sexo, embarazo, religión, origen del mundo, maldad del ser humano, enfermedades…

Por tanto, ¿qué hacer cuando te sueltan una pregunta que te descoloca por completo?

Desde mi experiencia personal, esto es lo que aconsejo:

  • Responder al niño de forma sencilla y escueta. Sin dar demasiados rodeos para que nos entienda sin complejidad
  • Responder sólo y exclusivamente a lo que nos ha preguntado. Aunque creamos que un tema puede llevar a otro, yo aconsejo no liarnos respondiendo cosas que no han despertado su interés por el momento, y para las que quizá aun no está preparado
  • Utilizar un lenguaje sencillo y adecuado a su edad, apoyándonos en metáforas que creamos que pueden ayudarnos a hacerle entender.

Un ejemplo práctico

Cuando, con dos años y medio, mi hijo me preguntó por primera vez “como se formaban los bebés en la tripa de la mamá”, decidí utilizar una historia sencilla acorde a su entendimiento, pero sin omitir palabras importantes como “espermatozoides” u “óvulos”, por ejemplo. Básicamente le dije que los papás guardaban dentro de su cuerpo unos “bichitos” llamados espermatozoides, que depositaban dentro del cuerpo de las mamás, que a su vez tenían otros “bichitos” llamados óvulos. De este modo, cuando ambos se encontraban, daban origen a un nuevo ser humano.

¿Qué no hice? No mentirle diciéndole que los bebés los traen los Reyes Magos, la cigüeña o se forman por darse un beso. Tampoco me excedí en detalles, como podéis ver, aunque estaba preparada para responderle más preguntas si así lo deseaba. Sin embargo, en aquella conversación no quiso saber más, y con lo que le conté se sintió satisfecho.

Un año más tarde llegó la pregunta “¿y cómo deposita el papá los espermatozoides en el cuerpo de la mamá?” Y ahí sí que entramos en más detalles.

No hay nada más importante que la confianza padres-hijos, y tanto mi marido como yo queremos ser las primeras personas a la que mis hijos acudan cuando tengan dudas o quieran saber acerca de un tema.

Soy consciente de que al llegar a la adolescencia preferirán hablar con sus amigos antes que con nosotros, pero cuando eso ocurra deseo que no sea por vergüenza, tabúes o falta de confianza al haberse sentido engañados en algún momento.

1 comentario en «Cómo hablar de la muerte con los niños, el sexo u otros temas delicados»

  1. Que complicado es este tema hasta que uno se da cuenta que lo complicamos nosotros y ellos lo hacen tan sencillo.
    Totalmente de acuerdo, nada de mentir.
    Bs

    Responder

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