El otro día os hablaba de los cambios de hábitos nutricionales que poco a poco hemos ido introduciendo. Cambios que, sin duda, han mejorado notablemente la alimentación de toda la familia y que están enseñando a mis hijos a comer de forma saludable. Hoy quiero hablaros de cómo disminuir el consumo de azúcar de la dieta, con algunos trucos que nos han funcionado para hacerlo de forma progresiva:
Para disminuir el azúcar de la dieta hemos empezado sustituyéndolo por integral
Para empezar, comenzamos sustituyendo el azúcar blanco refinado por azúcar integral ecológico comprado en herbolario. Primero lo intenté con edulcorantes como la stevia, pero el sabor no nos gustaba nada. Dicen los nutricionistas que el azúcar integral es igual de malo que el blanco, pero lo bueno es que endulza menos, por lo que nos supuso un paso intermedio para ir acostumbrando al paladar hasta poder eliminarlo del todo.
Adiós a la bollería industrial
Cómo ya os comenté en mi anterior post, la alergia a las proteínas de leche de vaca que padece mi hijo ha sido la responsable de que en casa jamás haya entrado ningún tipo de bollería industrial. Bizcochos, magdalenas, palmeras, tartas, tortitas… todo lo que pueda oler a “dulce”, ha sido siempre casero.
Con esto me he asegurado siempre tres cosas fundamentales:
- Saber que lo que mi hijo va a comer no le va a hacer daño debido a su alergia
- Conocer perfectamente los ingredientes que lleva el dulce que estoy preparando (que procuro que siempre sean lo más naturales y ecológicos posibles)
- Controlar la cantidad de azúcar
Al principio, cuando hacía mi propia bollería y repostería, controlaba muy bienlas cantidades de azúcar y nunca llegaba a utilizar ni la mitad de azúcar que se indicaba en las recetas originales.
Con el tiempo, he ido eliminando completamente el azúcar de estas recetas, sustituyéndolo por frutas con especial sabor dulce como el plátano o el dátil. Además, ingredientes de calidad como el aceite de oliva virgen o los huevos ecólogicos también aportan un plus de sabor a la repostería que la hace irresistible.
“No” a los zumos envasados
Zumos envasados, batidos o refrescos están totalmente prohibidos en casa y en este tema reconozco que sí soy bastante radical e incluso me disgusta que lo tomen cuando van a otras casas. Intento hacer la vista gorda si estamos de cumpleaños, pero fuera de esto me enfada mucho que vayan a casa de los abuelos, tíos o algún amigo y les den para merendar un zumo envasado, o coman con una lata de refresco.
¡No, no y no!. Los zumos de frutas nunca los tomamos envasados y cuando los hacemos en casa (muy eventualmente) no los edulcoramos ni colamos la pulpa, para que se lo tomen con toda la fibra de la fruta.
Cacao puro
El chocolate en tableta y el chocolate en polvo jamás han entrado en casa.
El chocolate en polvo o cacao soluble nunca lo han utilizado mis hijos. Son de los que toman “la leche sola” y como mi marido y yo somos cafeteros, es un alimento que jamás ha tenido cabida en nuestra despensa y del que mis peques desconocen por completo su sabor.
Chocolate en tableta, en cambio, nunca falta en casa pero no chocolate con leche o chocolate blanco, sino chocolate puro con más del 80% de cacao, muy beneficioso para la salud. Personalmente me resulta amargo, y salvo si lo mezclo con yogur no me gusta tomarlo. Pero a los niños les chifla y de vez en cuando les doy alguna onza.
Lo menos procesado posible
La única forma de asegurarnos una alimentación saludable es optando por los productos que nos ofrece la naturaleza: sin procesar ni refinar. Porque, no nos engañemos, pero un bote de tomate o de mermelada, por muy caseros que rece la etiqueta que son, siempre van a contener grandes cantidades de azúcar.
Por ello, en la compra diaria, me fijo mucho en las etiquetas y trato de escoger siempre el producto más “natural” y menos “edulcorado” que haya. Además, cuando el tiempo me lo permite, opto por hacerlo yo misma -conservación al vacío incluida-.
Yogures naturales
En lo que respecta a los yogures (productos que consumimos con mucha frecuencia), procuro evitar sabores frutales y otros como vainilla, chocolate, flanes, natillas… De vez en cuando caen pero intento que sea sólo en ocasiones muy especiales y esporádicas. Optamos por los clásicos yogures naturales NO edulcorados.
A todos nos encanta mezclar el yogur natural con trozos de fruta, chocolate puro rayado o un puñadito de semillas o frutos secos. De esta forma no sólo evitamos el azúcar, sino que añadimos al yogur un extra muy saludable que lo enriquece y le da un sabor riquísimo.
Poco a poco voy aprendiendo a leer etiquetados y a quedarme sólo con los productos que contienen menos azúcares. Aunque lógicamente siempre hay excepciones (yo soy la primera a la que le encanta pedirse un helado o unas tortitas con nata si quedo a merendar con amigas), creo que en líneas generales hemos logrado disminuir el consumo de azúcar de la dieta, y estamos muy orgullosos de ello.
Algunas de las imágenes han sido obtenidas de la web de descarga gratuita de fotos: Pixabay
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