El concepto de altas capacidades ha evolucionado con el paso del tiempo. Hace unos años, las altas capacidades se ligaban al rendimiento académico, es decir a los niños que sacaban buenas notas en clase. Pero las investigaciones en torno a este tema han determinado que tener altas capacidades no es únicamente obtener buenos resultados (es más, en algunas ocasiones los niños con altas capacidades no destacan por la brillantez de sus notas), sino que se trata de todo un potencial a desarrollar.
Signos de que tu hijo podría tener altas capacidades
La mayoría de las veces son los propios padres del niño los primeros en sospechar que su hijo tiene altas capacidades. Quizá no conozcan el término exacto, pero sí perciben que su hijo hace o dice cosas que no se corresponden a lo habitual en niños de su edad.
Entre los 12 meses y los cuatro años
Los niños con altas capacidades suelen comenzar a hablar muy pronto, haciendo gala de un lenguaje rico y fluido. Además, destacan por tener una gran memoria, hacen puzzles de un número de piezas muy superior al que corresponde por edad, y algunos pueden incluso comenzar a leer ya en esta etapa.
Entre los cuatro y los seis años
Muestran gran interés por el mundo que les rodea o por ciertos temas que captan su atención y de los cuales disfrutan aprendiendo. Son muy observadores, curiosos, hacen preguntas poco apropiadas a su edad, y asimilan los nuevos conceptos con gran rapidez.
A partir de los seis años
El niño destaca por sus razonamientos, su capacidad de conectar conceptos complejos y por plantear/resolver problemas. Trata de buscar una solución a todo, tiene un gran sentido de la justicia, y suele rebatir las órdenes que se le da, a no ser que estén bien argumentadas. Comienzan a mostrar interés por temas filosóficos o trascendentales, tienen un sentido del humor bien desarrollado y una gran sensibilidad.
¿Altas capacidades? “Pues yo no lo veo”
Sin embargo, es habitual que cuando los padres acuden al colegio con estas sospechas, el profesor del niño se muestre sorprendido y les quite la idea. ¿Los motivos que alega? Pues entre otros, que el niño es despistado, habla mucho en clase, tiene mala letra, no pone interés en algunas de las tareas que realiza e incluso saca malas notas. Pero ¿es eso posible?
Según los expertos no solo es posible sino que estas características se dan en una buena parte de niños con altas capacidades. Y es que el soporífero sistema educativo que tenemos, con el repetitivo ritmo de conceptos, el sistema tradicional de deberes, y el poco protagonismo que se le otorga al alumno en su propio aprendizaje, acaban haciendo mella en la mente de un niño que va a un ritmo mucho más rápido que lo que el colegio puede ofrecerle.
¿Resultado? El niño se aburre soberanamente en en aula y acaba “desconectando”. Esta desgana podría traducirse en una falta de motivación constante, ansiedad, comportamientos que pueden alterar el ritmo de la clase, tareas inacabadas porque no captan su atención, desorden y mala grafía…
En definitiva, el niño quizá no destaque por ser alumno ejemplar y brillante, de ahí que algunos profesores que no están correctamente informados sobre las altas capacidades, nunca lleguen a imaginarse esta posibilidades en alumnos con este tipo de perfil.
Lógicamente, esto no siempre es así en todos los niños con altas capacidades, pues al igual que en cualquier otra parcela del desarrollo infantil, no hay dos niños iguales, de ahí que a veces pueda llegar a resultar tan difícil detectar las altas capacidades.
¿Cómo se detectan las altas capacidades?
Si sospechas que tu hijo puede tener altas capacidades, mi recomendación es que hables con el colegio para que soliciten la completa valoración del niño al departamento de orientación de la Consejería de Educación. De este modo, con el informe oficial y los resultados obtenidos, el alumno tendría derecho, según la legislación española, a recibir el apoyo educativo que necesite.
Dicho así parece fácil, pero no siempre lo es, pues las competencias en materia educativa dependen de cada comunidad autónoma, y lo que en una comunidad funciona de manera ágil y fácil, en otra los padres pueden encontrarse con importantes trabas y acaben acudiendo a centros privados para solicitar una valoración. Es por ello que en España no existe un protocolo común de identificación y atención a niños con altas capacidades.
Las pruebas para determinar las altas capacidades no se basan exclusivamente en una medición del coeficiente intelectual (CI), sino que este dato es uno más de entre otros indicadores cuantitativos y cualitativos que deben tenerse en cuenta. Por eso, no es correcto catalogar las altas capacidades solo si se alcanza un CI de 130.
Por otro lado, hay padres que a pesar de tener sospechas de altas capacidades en sus hijos, deciden no hacer nada; es decir, no quieren realizar ninguna valoración porque consideran que el resultado de las pruebas no va a hacer que cambie nada en la vida del niño. Esta es la actitud que yo tenía al inicio, pues mi hijo iba muy bien en el colegio, estaba contento y motivado, y su actitud en clase era positiva, así que me preguntaba ¿para qué indagar más?
Sin embargo, con el tiempo y la recomendación de los expertos nos animamos a hacerle la valoración, y es algo de lo que no solo no me arrepiento sino que recomiendo a todas las familias que, como yo, se encuentren con las mismas dudas y pensamientos que yo tenía. Efectivamente, conocer ciertos datos cuantitativos y cualitativos acerca de la inteligencia de mi hijo no ha cambiado nada. Al colegio sigue yendo tremendamente feliz y entusiasmado, y sacando las mismas notas brillantes que sacaba hace dos años cuando aún no sabíamos con certeza que tenía altas capacidades.
Pero la valoración nos ha servido a mi marido y a mí para conocer a nuestro hijo un poco mejor desde diferentes perspectivas, a entender muchos de sus comportamientos y pensamientos, y a poder ofrecerle lo que necesita, tanto con planes de ocio a su medida, como con actividades extraescolares que potencian sus talentos.
Tras la detección, ¿qué cabe esperar?
Como acabo de comentar, la legislación española considera a los niños de altas capacidades como alumnos con Necesidad Específica de Apoyo Educativo, por lo que el sistema educativo debería contar con los mecanismos necesarios para reconocerlo y potenciarlo, siendo cada caso único y diferente.
A este respecto, hay comunidades autónomas que optan por las adaptaciones curriculares, ampliando contenidos y competencias del curso corriente, o permitiendo al alumno asistir a determinadas clases de cursos superiores, mientras que otras también aceptan las aceleraciones de curso. En definitiva, no existe consenso, y cada comunidad, cada centro y cada familia lo gestiona de forma diferente.
En nuestro caso concreto, al tratarse de un niño con excelentes notas, gran motivación y muy buena actitud en el colegio, no ha hecho falta solicitar ningún tipo de adaptación, al menos por el momento. Además (salvo contadísimas ocasiones) hemos tenido suerte con sus profesores a lo largo de todos estos años, y no solo se han volcado con él, sino que han entendido perfectamente sus necesidades, adaptándole (por voluntad propia) tareas o trabajos en función de sus intereses.
¿Crees que tu hijo tiene altas capacidades intelectuales? Si es así, espero que esta información general pueda ayudarte en estos primeros momentos, aunque mi recomendación es que te pongas en contacto con la Asociación Española de Superdotados y con Talento, pues allí encontrarás toda la información que necesitas para comenzar a transitar por este apasionante mundo.
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