Cuando hablamos de cuidar nuestra salud y la de los niños, con demasiada frecuencia obviamos el cuidado de la piel, sin ser conscientes de la gran importancia que tiene este órgano y de la protección que nos ofrece. Debido sobre todo a la dermatitis atópica que padece mi hijo, en casa estamos más que acostumbrados a visitar de forma periódica a nuestro dermatólogo de confianza, aunque he de reconocer que ha sido difícil dar con un profesional que nos ayudara a encauzar este problema.
Y es que a la hora de encontrar buenos dermatólogos en Barcelona, Madrid o cualquier otra ciudad, es fundamental fijarse en varios detalles a mi juicio imprescindibles, como su trayectoria labora, referencias, y sobre todo, su especialidad.
De este modo, creo importante buscar profesionales especializados en el aspecto concreto que te preocupa; ya sea estético, como la eliminación de tatuajes, el tratamiento de manchas o el acné, como clínico (dermatitis, psoriasis, herpes, eccemas…)
Poco a poco, con el tiempo y la experiencia que te van dando los años conviviendo con el mismo problema, acabas por volverte (casi) experta en tratamientos, control de brotes y medidas preventivas. Pero de inicio es importante ponerse en manos de un buen profesional que te ayude y te guíe.
Los problemas dermatológicos en niños son bastante frecuentes, y en nuestro caso concreto nos ha tocado lidiar con más de uno, aunque sin duda ha sido la dermatitis atópica del pequeño lo que más quebraderos de cabeza nos ha dado.
Por eso, hoy quiero aprovechar para compartir nuestra experiencia con la dermatitis atópica, así como aquello que mejor nos funciona cuando la piel decide revelarse.
Dermatitis atópica en niños: un problema habitual que afecta a la calidad de vida
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel, que cursa de forma crónica y afecta a dos de cada diez niños. Se produce en forma de brotes que pueden ser más o menos intensos, y que producen picor, descamación de la piel, enrojecimiento y lesiones inflamadas.
Como madre de un niño con dermatitis atópica conozco de primera mano cómo esta enfermedad puede llegar a afectar la calidad de vida del niño que la sufre y también a la de su familia.
Nuestra experiencia con la dermatitis atópica
Más allá de la clásica “piel delicada” de mi hijo mayor y mi mediana, no sabía lo que era realmente lidiar con la dermatitis atópica hasta que nació mi tercer hijo.
La primera manifestación de la enfermedad se produjo en sus primeras semanas de vida, con la aparición de una costra láctea tan severa que nos llevó mucho tiempo y paciencia controlar.
Tras aquel episodio, las rojeces y la inflamación de la piel comenzaron a extenderse a otras zonas del cuerpo, como los párpados, la barbilla, el pecho o detrás de las orejas.
Cualquier agente externo le provocaba irritaciones muy molestas e incluso dolorosas; desde la barba de mi marido al besarle, hasta el roce de la etiqueta de la ropa, la baba de la dentición o un simple picotazo de mosquito.
Poco a poco, su piel se fue volviendo más y más delicada, hasta el punto de tener que deshacernos de prendas de ropa, chupetes y productos de cosmética e higiene, por la reacción o el picor que le ocasionaban.
Dermatitis atópica en invierno y verano
Como suele ser habitual en niños con dermatitis atópica, la piel de mi hijo mejora considerablemente en verano y empeora en invierno.
El frío y el ambiente seco provocado por la calefacción son sus peores enemigos, por lo que es fundamental que su piel y sus labios estén continuamente hidratados para evitar la aparición de brotes.
No obstante, y aunque en época de calor la situación parece estabilizarse, también tenemos que ser muy prudentes con el cloro de las piscinas, el sudor, y la fricción contra la piel de flotadores y manguitos, pues todo ello suele provocarle picores, enrojecimiento y aparición de molestas lesiones y eccemas.
Dermatitis atópica y uso de mascarillas
Si bien el uso de mascarillas ha resultado ser clave en la prevención del COVID, muchas personas con dermatitis atópica han visto agravada su afección.
Mi hijo, por ejemplo, sufre continuas irritaciones debajo de la nariz y la barbilla a causa del sudor, así como heridas y comezón detrás de las orejas, lugar donde ajustan las gomas.
Dermatitis atópica y asma
Según datos de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica, alrededor de la mitad de los niños con dermatitis atópica desarrolla asma u otras enfermedades alérgicas a lo largo de su vida, especialmente cuando se trata de casos de dermatitis severa o si hay antecedentes alérgicos.
En el caso de mi hijo ha sido así. De hecho, observamos una estrecha relación entre su piel y sus bronquios, de manera que cuando esta empeora no tardan en aparecer los problemas respiratorios.
Consejos y recomendaciones para niños con dermatitis atópica
Aunque lo que puede funcionar a un niño con dermatitis atópica quizá no le funcione a otro, si te encuentras en esta situación me gustaría compartirte algunas recomendaciones que nos funcionan para tratar su piel:
- En primer lugar, y como comentaba al inicio, visita a un dermatólogo especializado en dermatitis atópica en la infancia, y no dudes en preguntarle todo lo que te inquiete o te preocupe, por absurda que creas que parece tu pregunta.
- Cambia los baños por duchas rápidas, pues el baño suele provocar una mayor irritación. En caso de optar por baños, hazlo de manera muy puntual, utiliza agua tibia y no añadas espuma o jabón al agua.
- No utilices esponja de baño. En su lugar, puedes emplear un paño de algodón suave o simplemente la mano para enjabonar el cuerpo.
- Después del baño, seca muy bien la piel, prestando especial atención a las zonas de pliegues (detrás de las piernas, codos, detrás de las orejas, glúteos…)
- Hidrata la piel del niño tantas veces como sea posible a lo largo del día, y siempre después de la ducha.
- Prueba diferentes productos hasta dar con el mejor te funcione. En nuestro caso siempre recomiendo el aceite de almendras ecológico de primera prensión en frío, y una crema llamada Dexeryl, especial para pieles atópicas.
- A mi hijo le va muy bien utilizar vaselina pura en aquellas zonas del cuerpo en donde se produce una mayor fricción (por ejemplo, detrás de las orejas cuando lleva mascarilla). La vaselina actúa como escudo protector y evita la aparición de rojeces.
- Cualquier producto que apliques sobre su piel es susceptible de ocasionarle irritación. Por eso es muy importante que todo lo que adquieras (desde champús, hasta gel de baño, cremas corporales, cremas solares…) lo compres en farmacias y con asesoramiento profesional.
- Compra siempre ropa de algodón o tejidos naturales, incluida la ropa interior y calcetines. El calzado también debe estar confeccionado con materiales naturales, para que el pie no sude y transpire correctamente.
- Al igual que la ropa, también es importante prestar atención a los tejidos de otros accesorios como las sábanas de cama o las colchonetas utilizadas en la silla del coche o la sillita de paseo, si tu hijo es un bebé.
- No abrigues a tu peque en exceso, pues por lo general, el sudor suele provocar picor e irritación de la piel.
- Por último, mantén sus uñas siempre cortas y limpias, para que si tiene picor y se rasca, no empeore sus lesiones.
Fotos | Pexels
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