El universo de los grupos de whatsapp de madres del cole da para escribir un libro. Yo reconozco que estoy “porque tengo que estar” pero lo de los grupos de whastapp, en general, me satura bastante y más si hablamos de ser la agenda de mi hijo.
El caso es que ahí estoy; no en uno, sino en tres grupos distintos que pitan constantemente, cuando no es por un tema es por otro. Ahora hemos empezado con los mensajes de los regalos de Navidad a la profe y de las comidas de grupo para celebrar el fin del trimestre. Y todo esto salpicado con mensajes del tipo: “Mi hijo celebra su cumpleaños, y ha invitado a toda su clase. ¿Quien viene?” o del clásico “Mi hijo ha perdido la sudadera. ¿Alguien la tiene?“. Seguro que a todos os suenan estas conversaciones universales.
Ser o no ser la agenda de mi hijo
Soy completamente contraria a los mensajes que giran en torno a los deberes de los niños, y que generalmente tienen lugar todos los días a la salida del colegio:
“¿Que tienen hoy de deberes? Mi hijo se ha olvidado la agenda”
“¿Me podéis pasar una fotografía de la página del libro que tienen que estudiar? Mi hijo se ha dejado el libro en clase”
“¿Alguien me dice como estáis haciendo el trabajo de Natural? Mi hija no se ha enterado muy bien”
“Me estoy dando cuenta de que mi hijo ha escrito mal la redacción de inglés. ¿Alguien me puede pasar una foto de cómo la ha hecho su hijo para corregirla?”
“Mi niño cree que mañana tienen examen, pero no está seguro porque no lo ha apuntado. ¿Alguien me confirma la fecha?”…
Podría pasarme todo el día poniendo ejemplos reales, pero creo que con estos os hacéis una idea de lo que quiero decir. Y yo me pregunto, ¿realmente las madres o padres debemos ser las agendas de nuestros hijos?
¿Por qué estoy en contra de este tipo de mensajes?
Mi hijo empezó el curso un tanto despistado. Por suerte, poco a poco lo fue encauzando, pero durante los dos primeros meses fueron continuos los olvidos de prendas de ropa, libros, agendas, mochilas… En más de una ocasión llegó a casa sin saber exactamente qué tenía que hacer de deberes (porque no lo había apuntado), y han sido incontables las veces que se ha olvidado en casa o en clase cuadernos o material didáctico.
Todos estos olvidos hubieran podido arreglarse si yo hubiera estado detrás; preguntando en el grupo de whatsapp por los deberes del día, o llevándole al colegio los libros que se había dejado olvidados sobre la mesa la noche anterior.
Respeto a quien lo haga, por supuesto, pero esa filosofía no va conmigo ni con mi forma de educar.
Obviamente, como madre me duele saber que mi hijo irá al cole sin sus deberes hechos, y que la profesora hablará con él y tomará medidas al respecto. Pero considero que le hago un flaco favor si siempre estoy detrás de él, “sacándole las castañas del fuego”, vigilando que lleve todo correctamente hecho y revisando su mochila cada noche.
Si me convierto en su “madre-agenda” considero que no le estaré educando correctamente, dándole autonomía y fomentando su responsabilidad y, por tanto, preparándole para la vida.
Yo no soy la agenda de mi hijo. Mi hijo tiene casi nueve años y creo que él, y sólo él, debe ser responsable de sus actos, de sus olvidos y de sus logros. Mamá y papá están ahí cuando lo necesita, por supuesto, pero no para cumplir con responsabilidades que le corresponden exclusivamente a él.
De igual modo, tampoco le corrijo sus deberes. Cuando tiene dudas me pregunta y trato de ayudarle, pero siempre procuro que sea él quien obtenga la respuesta invitándole a razonar, a pensar o a leer mejor algo. Porque muchas veces, la respuesta está ante los ojos, y sólo hace falta mirar bien para descubrirla. Por eso, cuando me enseña algún ejercicio que no está bien hecho, trato de que él mismo se de cuenta de sus errores pero si no lo hace, prefiero que sea la profesora quien le explique lo que ha hecho mal y porqué lo ha hecho mal.
Mi hijo tiene altas capacidades intelectuales: ¿y ahora qué hago?
Opiniones encontradas
La opinión de sus profesores…
La primera vez que mi hijo fue a clase sin sus deberes hechos su tutora me escribió una nota para avisarme de ello y yo le contesté diciendo que lo sabía, y que en mi mano hubiera estado cambiar esa situación. Pero le expliqué que no quise hacerlo y que a partir de ese momento, si mi hijo tenía algún olvido más, tuviera la certeza de que yo iba a estar al tanto de ello: observando desde la distancia pero sin intervenir.
Recibí una nota de vuelta que me decía: “¡Bravo! Estoy de acuerdo con tu forma de proceder”
A medida que se han ido produciendo olvidos, he ido trabajando con mi hijo sobre ello. Buscando la forma de ayudarle a que preste más atención para evitar esos descuidos, pero no solucionándolos por él.
La opinión de otras madres…
Hablando con una amiga mía sobre el tema, sus ojos se abrieron como platos y me dijo que le parecía fatal que pudiéndole evitar el mal trago no lo hiciera. Y a juzgar por la cantidad de mensajes diarios que recibo en el grupo de whatsapp del cole, se que no es la única que piensa así.
Así que en cierto modo me siento “rara” aunque en ningún momento he dudado de mi forma de proceder.
Y vosotros, ¿os habéis encontrado en situaciones similares? ¿Cómo procedéis al respecto?
Exactamente, yo hago lo mismo. Creo que hay que dejarles estrellarse, porque es mejor que lo hagan ahora, puesto que las consecuencias son mas light. Mi hijo suspendió un examen porque había entendido mal una tema y no fue capaz de preguntar a su profesora. Aprendio la lección, o eso espero.
La mía aún es pequeña y no tiene tareas para hacer en casa. Una vez podría ayudarla preguntando, pero no más. Tienen que aprender a responsabilizarse poco a poco, porque después llegarán a pedir la partida de nacimiento para la boda y aún tendremos que reunir nosotras el papeleo por ellos.