Recientemente, en mi familia se ha incorporado un nuevo miembro. Se trata de un perro de raza imponente, tremenda boca y excelente carácter (¡como casi todos los perros!). El día que llegó a casa quedamos maravillados con la delicadeza con la que recibió al peque. Se acercó a olerle despacio y con suavidad, como si entendiera que se trataba de una personita frágil y diferente a los adultos que ya conocía. Mi hijo soltó una carcajada al notar el hocico del animal en su orejita y acto seguido se hicieron inseparables.
Soy amante de los animales y en mi casa siempre ha habido perros; y aunque me fascina la preciosa relación que siempre suele existir entre niños y perros, considero que no se debe olvidar que los animales son imprevisibles, por muy bien que creamos conocerlos. Por eso hay que ser precavidos, vigilarlos bien de cerca pero actuando con naturalidad y, si no conocemos al animal preguntar a su dueño acerca del carácter antes de que nuestros niños se acerquen.
Hay muchos adultos a los que los animales no le gustan o incluso les provocan miedo e, inconscientemente, pueden llegar a transmitir estas reacciones negativas a sus hijos, bien a través de palabras o de comunicación no verbal. Los niños son esponjas y absorben todo lo que ven y, desde mi punto de vista, es una pena que pierdan su naturalidad innata y amigable con los animales y comiencen a gritar, gesticular y hacer un montón de aspavientos cuando se encuentran cara a cara con uno.
Cuando en la familia existen animales previos a la llegada del bebé, la presentación oficial deberá ser natural y pausada y siempre en función del carácter del animal. Conviene mostrar primero una prenda del bebé para que se vaya familiarizando con el olor y luego enseñarle al recién nacido para que lo olfatee. Hay que evitar que el animal pueda tener acceso directo al niño en esos primeros días y estar siempre presente cuando se produzca acercamiento entre ambos. Cuando el bebé comienza a gatear es fundamental evitar que el niño agarre la cola al animal, le tire de las orejas o le pueda causar alguna molestia. Por regla general los animales no actúan con violencia contra los niños de su manada y asumen estas “torturas” con dignidad y paciencia pero nunca está de más ir inculcando a los peques el respeto y amor hacia los animales a través de la mascota con la que conviven.
Cuando niños y perros se ven por primera vez debemos advertir al pequeño que no haga gestos bruscos que puedan asustar al animal. Conviene que el niño ser acerque por delante (¡nunca por detrás!), despacio y con la mano extendida. Debemos decir al pequeño que no toque el rabo del perro ni tampoco la cabeza en un primer momento. El perro necesita oler a la persona que se está acercando a él por lo que es bueno comenzar las primeras caricias por debajo del morro del animal y dejando que olfatee. Superado este primer acercamiento ya podrá acariciarle y jugar con él libremente.
Espero que estos consejos os sirvan a todos aquellos que no tenéis animales y os planteáis incorporar uno a la familia, o simplemente queréis saber qué hacer cuando vuestros hijos se encuentran con un perrito desconocido.
Muy buenos consejos Silvia, y sobre todo muy acertado lo de las caricias por debajo del morro. Desde las protectoras siempre hemos pensado que en las escuelas se debería dar una clase de conciencia animal, para que aprendan y entiendan que un animal sufre, y como y porqué deben comportarse con ellos para evitar accidentes, pena que generalmente a éstos temas no se les de importancia.
Saludos!
Totalmente de acuerdo contigo. Es fundamental que desde bien pequeños los niños sepan apreciar y amar a los animales, saber que sienten y sufren igual que los humanos, y tratar a la naturaleza y a todos los seres vivos con dignidad y amor. De esta forma estoy convencida de que se evitarían muchos abandonos y maltratos además de evitar accidentes, como bien dices
Estoy de acuerdo contigo Silvia. Tanto mi marido como hemos tenido la suerte de convivir con animales. Y no hemos querido privar a mi hijo de esa fantástica experiencia. Él adora a nuestras gatas, y su relación especial la tiene con la más pequeña, son compañeros, amigos, me atrevo a decir que casi hermanos.
Pero como tu, no pierdo la perspectiva, los animales a veces son impredecibles, más aquellos que no conozco. Si yo conozco al perro del vecino, no tendré jamás inconveniente en que mi hijo juegue con él. Pero si se trata de un animal y un dueño a quien no conozco, mostraré reticencias a que mi hijo juegue con él, sobre todo si es un animal grande. Por desgracia muchos dueños no educan demasiado bien a sus animales.
Ahora, mi niño es gatero, normal, criándose con 3 gatas 🙂 y gato que ve por la calle, gato con el qu se para, y tiene imán para ellos porque los gatos no le huyen, muy al contrario.
Buen post!
Los gatitos son súper amorosos ¡y eso que tienen fama de ariscos! La gente a veces habla por hablar y desconoce la ventaja tan grande que supone que niños y animales se críen juntos.
Me encanta la relación que tiene tu hijo con los gatitos! Ellos saben donde hay amor y cariño 🙂
Nosotros también convivimos con una pastor alemán, ella ya estaba cuando nació mi hijo. Ella lo adora y respesta, pero como me dijo una etóloga NUNCA los dejes solos. Yo soy de las que le dice a mi hijo que no se acerque ni toque a otros perros excepto a la suya porque los otros no lo conocen y se pueden asustar, necesito que sepa que no todos los perros son iguales.
Buenos consejos has dado. Saludos.
Es cierto que hay ciertos animales que por su envergadura y fuerza deben estar muy controlados en su relación con los niños pero, por regla general, los animales son bueno con los niños, ¡a pesar de que a la nversa no siempre suele ser así! jajaja
Hola, Silvia, tenemos un pastor alemán, Gabo. Es más joven que mi piojillo, apenas tiene 5 meses, claro que ya su tamaño es el de un caballo para el peque. Desde el primer momento se adoran mutuamente,miento Eric le tuvo celos la primera semana. Estuvo jugando con él antes de llegar a casa, no tenía ni un mes, pero al verlo en mis brazos no le gustó lo de compartir a mami.Ahora comparte juguetes,jejeje.
Justo ayer hablaba de la relación que mantienen en mi entrada.
Besitos
Leí tu post sobre Gabo y me encantó! ¡Qué bueno es que exista esa relación tan especial entre niños y animales!
Unos consejos geniales.
Es una maravilla la relación que pueden establecer los niños con los animales, a nuestro caso al menos es estupendo ver a la nena a nuestro yorkshire cómo juegan y se comunican.
Un abrazo
¡Qué bonito! Y encima por tamaño se vienen fenomenal mutuamente 🙂
Genial Silvia, lo has explicado genial.
Ya sabes que yo también soy amante de los animales, y que en casa tenemos a un Husky…que bueno…no es un pastor alemán, ni mucho menos ,no tienen nada que ver en caracter (ya quiseira yo en estos momentos), pero lleva ya 12 años con nosotros y antes de que llegara mi Princesita Fiera él era el “niño” de la casa…mi “niño”, pero todo cambió cuando mi niña llegó a nuestras vidas, irremediablemente, y aún queriendolo muchísimo no puedo evitar poner distancias, cada vez menos, la verdad, pero al principio teníamos muchos problemas y no me gustó nada su forma de actuar con todo lo concerniente a la pequeña…Ahora la cosa ha cambiado, ya más o menos los dejo acercarse y él la chupa…y ella le estira del pelo, pero no me confío porque mi perro ha quedado “desbancado” de mis prioridades y él lo sabe..lo nota y me da miedo que pueda hacerle algo a ella. no debería ser así, no debería haber quedado desbancado, pero no puedo hacer más…con él hago lo justo y necesario, pero la mayor parte de mi tiempo se la regalo a mi niña, no lo puedo evitar…no puedo dividirme en tantos trocitos, no puedo abarcar con todo, aún así, cuando puedo le dedico unas caricias y un rato para él, y a parte lo saco a pasear todas las mañanas, pero eso es todo.
Un besazo y muchas gracias por explicarlo tam bien;)
Es que los Huskys son de armas tomar. Yo también tuve un Husky y me duró bastante poco porque el carácter no era el más adecuado para convivir con niños y aunque por entonces no teníamos al nene sí nos planteábamos tenerlo.
Es normal que los perros “sufran” cuando llega un bebé a casa, sobre todo si han sido los niños mimados. Pero poco a poco lo asumen, entienden y protegen al nuevo bebé con muchísimo celo.
No podría estar más de acuerdo. Nosotros tenemos un par de tortugas y antes de que naciera mi Bichito un hurón al que tuvimos que buscar un buen hogar por una enfermedad. Tanto mi marido como yo hemos tenido perritos y se convierten en un gran amigo para los niños. Quizá cuando tengamos un piso más grande podremos pensárnoslo, pero por ahora con las tortugas tenemos más que de sobra
Con las tortuguitas ellos también aprenden a cuidar y querer a los animales. Yo creo que lo importante es que los padres sepamos inculcarles eso a nuestros hijos para hacer de ellos mejores personas en un futuro 🙂
A mí me encanta la relación que tiene Vega con mis animales. Es una pasada ver como emite gritos de emoción cuando se acercan, como intenta abrazarlos y cuando los engancha, los abraza y dice ayyyyy, incluso les da besos……a mí me parece una estampa tan tierna, que aunque a veces maldiga en arameo a los animales (entiéndeme, los quiero un montón, pero me dan mucho trabajo y a veces acabo desquiciada :-D), me alegro un montón de haber decidido tener animales con los que se críe mi hija!!
Un besazo y gracias por las recomendaciones!
Es normal! Yo también maldigo en arameo alguna vez, jejeje.
Yo también me alegro de tener animales y creo que es un regalo precioso para un niño
¡Me encanta esta entrada! Los animales para mí son muy, muy importantes. Y afortunadamente, mis hijos se han vuelto fanáticos, sobretodo de los perros. Tenemos dos perros, 3 hamsters y 4 peces… Y eso es ahora, porque hemos tenido aves y conejos también.
Amo que mis hijos empaticen con sus mascotas, que se vuelvan locos si ven su plato de comida vacío y corran a llenarlo, que pasan horas tendidos junto a ellos por el gusto de estar juntos… En fin, no hay más que beneficios en todo esto.
Lo único que me preocupa es que ún no he logrado que pregunten por el carácter de un perro a su dueño antes de lanzarse a tocarlo en la calle. Siempre tengo que pararlos y decirles que pregunten… La atracción es tan fuerte que se olvidan del paso previo.
Gracias por tu post!
¡Madre mía, tú tienes un zoo! jejeje. ¡Me encanta! A mí también me gustaría tener varios animales pero es complicado 😉
Es normal que no pregunten por el carácter de otros perros pues ellos están acostumbrados a que sus animales son buenos y creen que todos lo serán igual. Suele ser un “fallo” muy extendido entre los niños que crecen con perros pero poco a poco seguro que se van concienciando más
En casa también tenemos dos gatos, y es una maravilla, ni mis hijos ni yo podríamos vivir ya sin ellos. Además también nos ha servido para que ellos aprendan a cuidar de otro ser vivo. Se encargan de cambiarle su agua y ponerle el pienso, saben que los gatos dependen de ellos para esas cosas y hasta el día de hoy he de decir que me ha sorprendido el sentido de la responsabilidad que tienen, incluso antes de salir al cole comprueban que tengan su cacharro con pienso.
¡Qué lindos son! Es admirable esa relación tan bonita y estoy contigo en que les ayuda mucho a entender que hay otros seres vivos que necesitan de sus cuidados y que los animales no son ningún capricho de usar y tirar. Mi hijo todavía es muy pequeño para participar tan activamente de los cuidados de nuestras mascotas, pero con el tiempo seguro que lo hará encantado.
En casa somos 3 perros y un niño… los perros son un mastín. una labradora y una podenca acogida en adopción… cualquiera de los 3 adora a mi hijo desde que el primer día… el mastín es como un guardian… cuando pasa alguien por la puerta de casa y esta el niño en el jardín se poner alerta … las perras son super cariñosas… se sube encima de ellos los abraza… les hace todas las perrerías imaginables para un niño de 3 años y siempre son pacientes con él…. a mi me encanta ver como habla con los perros… y creo que se entienden a las mil maravillas… desde muy bebé ha estado muy unido a los perros!
¡Es genial! Me ha encantado tu relato, ¡qué maravilla y qué suerte tan grande tiene tu niño!