Las noches con mi bebé: momentos únicos y apetecibles

noches del bebé
Fotografía extraída de la web 20minutos.es

A partir de la tercera semana de vida, Pulguita comenzó a enlazar cuatro o cinco horas durante las noches. Actualmente, con dos meses recién cumplidos hay noches que incluso me ha regalado seis horas y, no lo voy a ocultar, cuando eso ocurre es una auténtica bendición.

Las noches de mi niña están siendo muy diferentes a lo que fueron con mi Mayor pues con él contaba con el apoyo del papá con quien me turnaba para darle el biberón pero con Pulguita, al estar con lactancia materna, me basto y me sobro yo sola. Tanto es así que entre semana, para evitar que mi marido se despierte varias veces en la noche de forma innecesaria teniendo que trabajar al día siguiente, le propuse que emigrara a la habitación del niño. De esa forma él descansa del tirón, el peque está encantado de tener a papá al lado, y la niña y yo estamos más cómodas durante la noche, con más espacio y sin miedo a molestar o hacer ruido.

Las noches: eso que al inicio de mi maternidad me suponían un verdadero calvario, ahora –aunque suene raro decirlo- se han convertido en uno de mis momentos preferidos del día y todo gracias a los consejos de mi amiga Belén: ¡Tomad nota porque a mí me han venido de lujo!

Cada noche, antes de irme a dormir, dejo preparado al lado de la cama mi portátil cargado de películas, un paquete de galletas de chocolate, una botella de agua o de zumo y todo lo que la peque pudiera necesitar (pañales, crema, pijama de repuesto, chupetes…) para no tener que moverme de la cama cuando la cambie.  También me gusta abastecerme de un montón de cojines y almohadones para poder dar el pecho semitumbada y relajada.

Así que cuando le toca mamar me acomodo en la cama, pongo una película, cojo mi paquete de galletas y simplemente disfruto del momento, sintiéndola sobre mi pecho y aprovechando esos ratitos en silencio en los que se que nada ni nadie nos va a interrumpir.

Las noches con un bebé recién nacido no suelen ser fáciles pero cuando nos dan un poquito de tregua -la suficiente como para poder quitarnos el disfraz de zombies y sobrellevar muy dignamente una noche con interrupciones- podemos hacer de ellas un momento entretenido, relajado y, ¿por qué no? hasta apetecible.

* Nota: Esté post le programé hace una semana. A día de hoy volvemos a dormir los tres juntos porque la lactancia materna ya está tan instaurada que no tengo ni que encender la luz para darle el pecho. Hay noches que hasta me cuesta recordar cuándo y cuánto tiempo ha estado mamando pues me suelo quedar dormida en cuanto la noto enganchadita a mí.

16 comentarios en «Las noches con mi bebé: momentos únicos y apetecibles»

  1. Yo doy el pecho con la luz apagada desde el principio, en la squina de la cuna tengo enganchado un saquito con cambiador, toallitas y pañales, el chupete reposa sobre la esquina de la cuna y la botella de agua está en la esquina que deja mi cama y su cuna (a modo sidecar para colechar) el baberon ronda por ahí por que es muy de quedarse dormido con la boca llena la criatura. Para mi también son muy bonitas las noches, de hecho aprovecho para leeros y actualizar el twitter de bien madrugada

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  2. ¡Jajaja! Con tanto preparativo nocturno daba la sensación de que saldrías de viaje cada noche con la niña. Nosotros tenemos un punto de luz tan tenue que el papá de la bichilla muchas noches ni se inmuta, aunque también es verdad que esta suele dormir del tirón hasta las 6-7 de la mañana y a partir de ahí ¡depende de las ganas de fiesta que tenga cada día!

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    • Y tanto! Jajajaja. Yo el punto de luz que dices tbn lo he usado muchísimo. Ahora se lo he puesto a mi Mayor que últimamente se despertaba bastante y tiro mucho de la linterna del móvil 🙂

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  3. Gracias por la nota final, ya te iba a decir yo que durante las tomas nocturnas yo lo que hacía era dejarme caer y dormirme sin saber cuándo dejaba de mamar jajaja. Me alegra ver que le sacas el lado positivo 🙂

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    • Sí! Eso acabé haciendo pero al principio me resultaba complicado dar el pecho semitumbada y “olvidarme de la niña”. ya sabes: vigilar postura, ver si agarra bien, si traga… Hasta que he cogido el tranquillo han pasado algunos meses

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  4. Qué envidia sana me das!! me hubiera encantado poder disfrutar de la lactancia materna, aunque no lo neguemos, aun siendo apetecicle y un momento mágico sigue siendo agotador y más aún cuando una trabaja…
    Un abrazote.

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    • Por supuesto! La lactancia materna resulta muy agotadora y sacrificada porque todo depende de la madre y nadie puede ayudarte y si encima toca trabajar al día siguiente imagino lo durísimo que tiene que ser.

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  5. Qué felicidad ha traído Pulguita, me encanta ver como está marchando todo tan bien, y que estéis tan felices!! No se me había ocurrido lo del paquete de galletes o el dvd, jajaj, aunque creo que yo estaría tan cansada, que apenas podría abrir el ojo, más que para cogerla.

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