¿Cuándo y por qué debemos poner al bebé boca abajo?

De todos es sabido que colocar al bebé boca abajo para dormir duplica el riesgo de muerte súbita en lactantes. Ahora bien, esto no significa que no debamos colocar al bebé en esta postura mientras está despierto. Al contrario, la OMS recomienda poner al bebé boca abajo 30 minutos diarios cuando esté despierto, pues tiene muchos beneficios para su desarrollo.

Los beneficios de poner al bebé boca abajo cada día

Poner al bebé boca abajo evita la plagiocefalia, que es el aplanamiento de la parte trasera del cráneo por estar continuamente tumbado. Además, esta postura también le estimula visualmente y le ayuda a fortalecer la musculatura del cuello y la espalda, algo que le beneficiará a la hora de sujetar la cabecita, voltearse o gatear.

¿Cuándo comenzar a colocar al bebé boca abajo?

A los pocos días de nacido ya podemos empezar a colocar al bebé en esta postura, durante unos segundos y siempre atentos a su reacción. Si se muestra incómodo o se cansa, le tomaremos en brazos y lo intentaremos de nuevo más tarde. Esta postura en el recién nacido ayuda a prevenir la deformación en su cabecita, además de facilitarle la expulsión de gases. Con el paso de las semanas iremos aumentando la frecuencia de veces al día en las que le coloquemos en esta postura, así como el tiempo que permanece en ella.

Cuando son muy pequeñitos podemos aprovechar el momento de después del baño para ponerles boca abajo sobre el cambiador o una cama mientras les damos cremita en la espalda o les vestimos. También podemos tumbarnos en la cama y colocar al bebé boca abajo sobre nuestro pecho. El bebé se sentirá mucho más cómodo y relajado sobre el pecho de mamá o papá y a la vez que hacemos piel con piel estaremos estimulándolo e incitándole a que levante la cabecita y nos mire mientras le hablamos o cantamos.

Cómo ejercitar al bebé cuando está boca abajo

A medida que vaya creciendo, poner al bebé boca abajo supondrá una excelente forma de jugar con él. Podemos extender una manta o colchoneta y colocar un objeto llamativo o juguete delante de él para que levante bien su cabecita y trate de cogerlo, o bien comprar los clásicos tapetes sensoriales que le estimularán de forma visual y cognitiva.

Jugando con él de esta forma no sólo le estaremos ayudando a descubrir el mundo desde otra perspectiva distinta sino, como he comentado más arriba, estaremos “entrenando” su musculatura y preparándole para girarse, reptar y gatear, siguientes pasos que tendrá que dar en su desarrollo psicomotriz.