Antes de ser madre no imagino lo que hubiera sido capaz de decir a alguien (amigo, conocido o familiar) que hubiera osado meter sus narices en mi vida privada.
¿Os imagináis que alguien hubiera cuestionado ciertas actitudes o formas de proceder de vuestro día a día con frases/consejos como: “¡No beses a tu pareja que se va a mal acostumbrar!” o “No te duches a las 08.00 de la mañana, hazlo mejor a las 19:00 horas” o “No duermas en esta postura que te va a doler la espalda” o “No estás alimentándote de forma correcta; deberías seguir mis consejos… ¡Qué absurdeces, ¿verdad?!
Y es que a ninguno se nos ocurre meternos en la vida de otra persona ofreciendo consejos que no nos han sido pedidos sobre una parcela íntima de su vida. Es más, no sólo no se nos ocurre sino que nos da absolutamente igual lo que haga cada cual con su vida.
Pero, cuando ese alguien se convierte en padre o madre la cosa cambia de forma radical. Parece como si el niño viniera con un cartel luminoso bajo el brazo que indicara: “Vía libre para meterse en mi crianza, educación y en la forma de actuar de mis hijos
”.
Ahora resulta que el peso del niño, sus llantos, la forma de transportarle, el sueño, su alimentación o sus cólicos son la comidilla de todos, ya sean allegados o desconocidos. De pronto, el mundo se erige con el derecho a opinar, aconsejar, amonestar o premiar y los padres con la obligación de callar y escuchar. Da igual que se trate de la cajera del supermercado, de la dulce ancianita que te encuentras en el semáforo, de tu mejor amiga o de tu padre. Todos, todos, tendrán siempre algo que decir.
Si se te ocurre manifestar que no quieres consejos que no has pedido corres el riesgo de parecer “borde” y si tragas con todo lo que oyes corres el riesgo de enloquecer y dejar de confiar en tu propio instinto…
Seguro que a más de uno le suena lo que digo y el que más o el que menos se ha visto enfrascado en consejos no deseados que le han crispado los nervios en varias ocasiones. Pero ahora hagamos el ejercicio opuesto: ¿cuántos de nosotros hemos caído en el error de opinar o juzgar sin ser invitados a ello?
Sirva este post para hacer un examen de conciencia. Lo que no te gusta que hagan contigo no lo repitas con los demás.
No te puedo dar toda la razón en este caso, por que hay cosas que claman al cielo en relación a la crianza de los hijos. Como norma no voy parando al personal aunque lo que estén haciendo sepa que no es lo mejor, pero en la escuela he tenido que poner puntos sobre ies algunas veces: desde pedir que acuesten a sus hijos más temprano por que se quedaban dormidos por las esquinas, a pedir que les diesen solidos de una vez (con 3 años solo comia pures y nada más).
Por supuesto en la escuela tambien estamos para asesorar cuando se nos pide, pero por el bien de nuestros alumnos a veces debemos asesorar cuando no se nos pide también.
Tu caso es diferente. Tú eres educadora y los padres agradecemos en el alma (por lo menos los padres “normales”) que los profesores y cuidadores de nuestros hijos “se metan” en las cosas que supone mejorar su bienestar. Supongo que habrá padres que no se lo tomen bien pero al menos en mi caso agradezco mucho cualquier consejo o sugerencia venido de la profe de mi hijo.
¡¡Que razón tienes!! Con Daniel me volvieron loca, pero con Iván sólo cogí los consejos y comentarios que se adaptaban a mi forma de pensar ye le resto los deseché sin ningún cargo de conciencia ¡y me fue mucho mejor!
La experiencia es un grado. Con el primero “pringamos” todas, jejeje
Opino como tu y supongo que todaslas madres, y sobretodo las primerizas, hemos o estamos pasando por eso. Precisamente hoy tb publique un post similar. Tambien estoy harta de tanto criticon/na
Cómo te entiendo… es tan duro a veces! Voy a pasarme a leer tu post, seguro que me encantará!
Es así… me ha encantado el post
Lo hemos comentado en nuestro repaso semanal de blogs de papás y mamás en Bebés y más.
Un saludo
¡Muchas gracias Lola! Es un honor formar parte de vuestro repaso de blogs. ¡Gracias!
Muy bien dicho. Creo que lo de no juzgar es una asignatura que todos tenemos pendiente.
Un beso.
¿verdad que sí? Es complicado pero hay que hacer el ejercicio 🙂
Pues es verdad, yo también lo he hecho en alguna ocasión, igual que a mi me lo han hecho también, a veces molesta, pero otras veces se toma nota, nunca está de más escuchar otras opiniones si te lo dicen de buenas maneras, igual lo que uno hace no funciona y te muestran una nueva forma de hacerlo que sí.
Todo depende de cómo o quien te lo diga…no crees?
Un besazoooooo
Eso es cierto! Depende mucho de quien venga el comentario y de la forma de decirlo 🙂
Estoy de acuerdo, yo trato de ser aconsejada en temas importantes por mi marinovio, padre y hermana, pero en cosas de como tengo que hacer algo, o mis hijas, intento que sea el sentido común el que impere. No me gusta que me digan que tengo que hacer, o como lo tengo que hacer, y por ello, trato de no dar consejos que no suelo emplear.
¡Bien dicho!
Hola, descubri el blog y me gusta mucho.
Yo en mi caso la cosa de las opiniones de los externos las que menos soporto son las de los suegros, sobre todo y cuando sus opiniones pasan a las acciones haaa que me pone loca, ejem, pero porque no le das chupete? pero que cuando llore no le vas a tolerar y que vas hacer y no obstante si digo no lo dare por x razones ahí van y le ponen uno en la boca, por mi total falta de respeto.
Con mi madre en caso es menos díficil no se mete tanto y cuando intenta insistiir en algo que no me va digo que no y punto, pero con los suegros—–
Ese es el problema, que con la propia familia parece que hay más confianza para hablar más claramente que con familia lejana, política o amigos.
¡Gracias por leerme!