Cuando hace ocho años me quedé embarazada de mi hijo mayor, hice una minuciosa lista de “imprescindibles” para su llegada: cuna, minicuna, hamaca, trona, parque de juegos, carrito, juguetes de todo tipo, manta de actividades… ¡No dejé ni un fleco suelto para sus primeros 12 meses de vida!
Pero llegó el día en que tocó cambiarle la silla del coche ya que el grupo 0 empezaba a quedarse pequeño. Recuerdo que fuimos a unos grandes almacenes, vimos la exposición de sillas de coche del grupo 1 (no había sillas a contramarcha) y nos dejamos asesorar por el vendedor de turno, quien nos sacó 350 euros a cambio de llevarnos “una de las mejores sillas del mercado”, según sus palabras.
Tenía prisa por pasar a mi hijo a una silla del Grupo 1
El momento de pasar a mi hijo a esa silla lo viví con verdadera emoción por varios motivos:
- Por fin, él dejaba de viajar a contramarcha y me era mucho más sencillo verle por el retrovisor cuando conducía, establecer contacto visual en nuestras conversaciones o calmarle cuando lloraba simplemente estirando mi brazo hacia atrás
- Además, estaba convencida de que viajaba mucho más seguro en una silla con más “cuerpo”, con su isofix y con un potente arnés de seguridad
Hasta los 4 años y medio, aproximadamente, estuvo viajando en esta silla que apuré hasta el último momento porque consideraba que cambiarle a un grupo 2/3 con cinturón de seguridad era bastante más peligroso que llevarle a favor de la marcha con arnés.
Cómo y cuándo descubrí el universo de las sillas a contramarcha
No fue hasta que nació mi hija cuando comencé a leer concienzudamente sobre los sistemas de retención infantil a contramarcha, y cuanto más leía más cruces me hacía al conocer que aquella era una forma de viajar hasta cinco veces más segura que como lo había hecho mi hijo.
En mi mente no dejaba de martillear la idea de que durante cuatro largos años había estado tentando al destino: conduciendo diariamente con mi hijo sentado en una silla que, de haber tenido algún percance, probablemente no habría estado a la altura.
El día que realmente fui consciente del peligro tan grande que tiene colocar a un niño a favor de la marcha antes de los 4 años de edad como mínimo, llevé a un vertedero de basura nuestra maravillosa silla de 350 euros. Intacta. Impoluta. Allí se quedó.
“¡Que pena! ¡Si está nueva! ¿Cómo vas a tirarla?”
“¡Con lo cara que te costó, ¿por qué no la aprovechas para tu hija?” – me preguntaba la gente.
Y sí. Confieso que la situación me dio mucha pena… Pero no la clase de pena que se suponía que debía sentir por deshacerme de una silla tan cara y prácticamente nueva, sino pena por haber puesto a mi hijo en peligro todos esos años a causa de mi desinformación. ¿Cómo era posible que tuviera el mejor carrito o los mejores juguetes para él y en cambio hubiera arriesgado tanto con aquella silla de coche?
Cuando pedí asesoramiento a través de Facebook, un grupo de madres me recomendó acudir a Nordic Baby y fue la mejor decisión que tomé. Allí me explicaron minuciosamente lo que yo ya había leído en Internet y me enseñaron las sillas seguras (¡ahora sí!) que podía adquirir para mi niña. Varios modelos y varios precios, desterrando así la idea que tenía de lo carísimas que creía que eran estas sillas.
¿Por qué es peligroso colocar a un menor de 4 años de cara a la marcha?
Pues por una simple cuestión de física; perogrullo puro cuando se explica, pero que quizá cueste verlo por uno mismo si nadie te abre los ojos.
Cuando un vehículo está en movimiento y se detiene bruscamente a causa de un frenazo o una colisión, todo lo que hay en su interior (personas, animales y objetos) se desplaza a la misma velocidad que llevaba el coche antes de pararse, y si nada nos retiene saldríamos disparados hacia delante a través de la luna. A los adultos nos retiene el cinturón de seguridad, pero ¿qué pasa con los niños que viajan a favor de la marcha en su sillita con arnés o escudo?
La cabeza de un niño pequeño conforma el 25% de su peso total. Esto la convierte en un proyectil muy poderoso que es arrojado con gran virulencia hacia delante cuando se produce el frenazo. La musculatura del cuello de un niño es extremadamente débil (prácticamente cartílago) y no está preparada para soportar semejante fuerza, y lo que en un adulto podría tratarse de un latigazo cervical, en un niño estaríamos hablando muy probablemente de una decapitación interna; es decir, de la separación de la columna y el cráneo. Y creo que no hace falta explicar las consecuencias que tiene una lesión así…
Este estiramiento y posteriormente contracción del cuello a causa del frenazo, lo eliminaríamos situando al niño en contra de la marcha.
En los países nórdicos llevan a los niños a contramarcha desde hace 40 años pero en nuestro país los situamos mirando al frente en cuando cumplen su primer añito y esto debería cambiar porque realmente entraña un grave riesgo para ellos.
¿Y hasta cuando deberían viajar en sillas a contramarcha?
La seguridad siempre viaja de espaldas, tanto para los niños como para los adultos pero obviamente llega un momento en que se hace físicamente imposible viajar en esta posición. Aunque en la actualidad hay sillas para viajar así hasta los 25 kilos de peso, lo realmente importante es garantizar esta posición hasta los 4-5 años de edad y a partir de ahí –si ya no se puede seguir viajando a contramarcha- pasar al niño a un grupo 2/3 con cinturón de seguridad correctamente guiado (¡IMPORTANTÍSIMO!) y NUNCA utilizar una silla con arnés de seguridad o escudo.
¿Por qué no utilizar escudo ni arnés?
Los expertos en seguridad vial afirman que el escudo o el arnés no deberían usarse en una silla situada a favor de la marcha. Y es que en caso de frenazo o colisión, el cuerpo debería tener libertad para desplazarse y ser frenado, en su totalidad, por el cinturón de seguridad del coche. Si bloqueamos el tronco con un arnés o un escudo, lo único que se desplazará en caso de frenazo es el cuello y ya hemos visto antes las consecuencias que esto puede tener en un niño pequeño.
“Si fueran tan malas no se venderían”
Esta es la típica aseveración que siempre te hace alguien cuando tratas de informar y concienciar sobre los efectos negativos de viajar así.
Realmente, los sistemas de retención infantil (SRI) nacieron para impedir que el niño salga despedido en caso de impacto. Y, según los vídeos con Dummies que todos hemos visto alguna vez, esa función la cumplen a las mil maravillas.
A ninguno nos gusta pensar en la remota posibilidad de sufrir un accidente de tráfico, pero quizá convendría hacer ese ejercicio y pensarlo fríamente. Si tuviéramos la desgracia de pasar por algo así: ¿nos bastaría simplemente con que nuestro hijo no saliera despedido por la luna delantera, o preferiríamos que la silla que hemos comprado le protegiera, además, de otras lesiones graves o incluso de la muerte? Obviamente, creo que todos los padres del mundo coincidiríamos en la respuesta.
Como he comentado más arriba, los suecos llegaron a esa conclusión hace varias décadas, pero los famosos ranking elaborados por organizaciones de consumidores siguen sin valorar lo que realmente importa. Si es fácil o difícil instalarla, transportarla o si se limpia mejor o peor para mí no tiene importancia ninguna si cumple con su cometido final, que es proteger a mi hijo de lesiones graves en caso de colisión.
La única prueba que realmente mide la eficacia de una silla en caso de impacto se llama Plus Test y se realiza en Suecia. Pero por desgracia, esa información no nos llega cuando vamos a la tienda de rigor a comprar un SRI.
Por suerte, poco a poco empieza a haber más conciencia sobre el tema y gracias a la labor de investigación y difusión desinteresada que hacen algunos profesionales -como Cristina Barroso– o algunas madres a través de sus blogs o sus canales sociales, la información empieza a estar al alcance de todos los que se interesen por el tema e investiguen un poquito antes de comprar una silla a sus hijos.
¿Dónde se compran las sillas a contramarcha?
Si esperamos acudir a un gran almacén y que el dependiente de turno nos aconseje y nos venda una silla a contramarcha, lo llevamos claro. Si buscamos un asesoramiento certero en la materia debemos ir a tiendas especializadas. Yo os he recomendado una en mi post pero seguro que en vuestra ciudad hay algún establecimiento realmente concienciado con el tema de la seguridad en carretera.
Y para no extender más el post os dejo algunas páginas que considero interesantes para informarse acerca de las sillas a contramarcha:
DGT: Los niños deben viajar a contramarcha el mayor tiempo posible
Tigriteando: ¿Por qué las sillas a contramarcha son las más seguras?
Campaña: Ni un peque más en peligro
Madresfera: Cambia el chip. Cambia a contramarcha
Gabriel el Vikingo y la leyenda de la OlaVerde
¡¡Esto no es un post patrocinado!!
Realmente son mas seguras las sillitas a contramarcha, no cabe duda, pero en ellas también mueren los niños, al menos uno en mi ciudad en 2011. Choque frontal, salida de carretera y posterior choque lateral. 4 fallecidos, incluído el niño en su silla a contramarcha.
Bien mirado, el mero hecho de subirlos al coche ya es ponerles en peligro, a mas me informo mas peligros mortales hay, ojalá todos fueran tan fáciles de evitar comprando una sillita a contramarcha, ya que reducen el número de víctimas mortales en un alto porcentaje, sobre todo en choques frontales no muy fuertes. Mi padre y amigos son bomberos y pueden confirmarlo. En sillas a favor mueren niños incluso en choques poco violentos, sí, decapitación interna. En las contramarcha sólo en accidentes graves, ahí no hay silla que les libre.
Antes, ser padres era menos terrorífico, de pequeña, yo viajaba en el coche sin nada, ni cinturón, igual que mis tres hermanos antes que yo y mis padres tan felices y yo vivo aterrorizada porque mi hijo no consiente ir a contramarcha y va a favor, dos sillas a favor en vez de una que tenemos! Una para cada coche, evito el coche y en carretera conduce mi marido y yo voy detrás con el niño. No deberían venderse las sillas a favor si se han descubierto otras mas seguras. Yo lo descubrí tarde…
Si tengo otro hijo se cual será el imprescindible en mi lista.
Gracias por este post tan informativo.
¡Muy buena entrada! Muy completa y que responde a muchas preguntas. Afortunadamente cada vez hay más información al respecto.
Un saludo
Muy buen post! Yo puse a mi hija mayor desde los 9 meses aproximadamente a favor de la marcha por mi falta de información también y la pasé a una sillita grupo 2-3 ya con el cinturón normal con 4 años y la pequeña viaja a contramarcha, tiene 8 meses, pero me temo que la silla que usa que es una Concord Últimax de hace 5 años, no sirve para ir mucho más en éste sentido, así que me veo en breve teniendo que comprar otra adecuada para viajar a contramarcha hasta los 4 años, ya que a mi también es un tema que me preocupa y mientras pueda hacer que mi hija esté lo más segura posible, lo haré, aunque a veces no sepas qué puede pasar , más vale poner todos los medios posibles y tampoco vas a estar pensando que tiene que pasar algo porque sino, no viviríamos. Saludos!!