Cuando anunciamos en nuestro entorno este nuevo embarazo todos nos hicieron la misma pregunta: “¿Qué opina el peque de la llegada de un hermanito?”. La mayoría se quedaban boquiabiertos cuando decíamos que no queríamos anunciar al niño el embarazo hasta que éste fuera evidente.
Decidimos hacerlo así por dos motivos: primero porque temíamos que algo pudiera salir mal y mi hijo pudiera sufrir por ello, y segundo porque no queríamos que la gente, cegada por la euforia inicial, pudiera acribillar a mi hijo día tras día con este tema sin importar sus sentimientos. Así que decidimos decírselo cuando fuera evidente, cuando el tema no fuera ya el centro de todas las conversaciones o cuando él quisiera preguntar por ello. Los tres primeros meses los hemos pasado tranquilos; sin hablar demasiado del embarazo y cuando lo hacíamos procurábamos que el peque no estuviera delante.
Curiosamente, el día que me hice la ecografía de las 12 semanas, y cuando más relajados estábamos al comprobar que todo marchaba bien, el nene preguntó por ello. Estábamos sentados en el sillón viendo sus dibujos preferidos y sin venir al caso me miró, me acarició la tripa y me preguntó: “¿Mamá, ¿tienes a un bebé durmiendo en tu tripita, verdad?”.
Su pregunta clara, directa y con un brillito de emoción me dejó boquiabierta. Me pregunté si llevaría tiempo haciéndose esa pregunta o si aquélla había sido la primera vez que algo así se le había pasado por la cabeza. El caso es que su padre y yo aprovechamos aquel momento mágico que él solito había creado para explicarle la llegada de su hermanito. Inicialmente no mostró reacción alguna. Su indiferencia a nuestras palabras era tal que dudamos si realmente estaba entiendo la magnitud de lo que le estábamos explicando. ¡Pero vaya si lo habia entendido! Esa misma tarde lo compartió emocionado con unos niños a los que había conocido en la playa y sus caricias, besos y palabras bonitas al “bebé” se suceden desde entonces una y otra vez. Cuando le enseño alguna nueva ecografía del hermanito la estudia cuidadosamente para luego soltar un “ohhh… qué bonito es mi bebé” (¡hay que tener mucho corazón y amor para ver bonito a un bebé en una ecografía en blanco y negro!).
Tratamos de que el embarazo o planes de futuro no sean nuestro tema de conversación cuando estamos con él y sólo hablamos del hermanito cuando él quiere o pregunta por ello y siempre de forma totalmente natural. Confiamos en que nuestro entorno haga lo mismo y por supuesto que nadie suelte las típicas frases devastadoras que por desgracia suelen decirse a los hermanos mayores como: “cuando llegue el bebé te va a tocar compartir todo”, “pronto vas a dejar de ser el rey de la casa” o inclusive frases despectivas hacia el bebé con el único ánimo de hacer importante al mayor.
No me gustaría que mi hijo comenzara a formarse una imagen irreal de lo que puede suponer la llegada de su hermano. Quiero que lo vea como algo normal y no como algo trascendental que puede marcar su vida de forma negativa.
Sé que gracias a su madurez, entendimiento y a un correcto manejo de la situación la llegada del hermanito será realmente algo mágico y muy esperado para él.
Nosotros tardamos en contárselo a l’aînée, y a todos. Ella era la primera, primera hija, primera sobrina… Estaba muy cercana a mí, y no quería que se sintiera desplazada. No sé exactamente cuando se lo dijimos, o como se enteró, pero estaba igual de contenta que tu hijo, tener un hermano es fantástico, un compañero de juegos, un bebé a quien ayudar a cuidar…
Besos especiales.
Para ellos puede ser maravilloso a la par que duro, y hasta que llegue el momento no lo sabremos. Es una difícil tarea como padres intentar que el mayor no se sienta menos por la llegada del peque y nunca sabemos cuándo lo estamos haciendo bien.
En nuestro caso creo que con el mayor hemos llevado bien el hecho de hacerle saber que siempre sería nuestro niño. Su hermana tiene ya dos años, ya hemos pasado el peor período pero ella está en plena explosión de gracias y novedades y eso hace que a veces él reclame más nuestra atención.
Por eso yo, venga a cuento o no, no me canso de decirlo cuánto lo quiero y lo importante que es en mi vida, le repito una y otra vez que él ha sido mi primer bebé, que me cambió la vida y que fue lo mejor que me pudo pasar.
Y es genial!
Para mi uno de los momento más mágicos de nuestra vida, ha sido cuando han venido al hospital a conocer al hermanito recién nacido.
Y después ha habido momentos mejores y peores, pero la balanza claramente cae sobre el lado bueno.
Estoy contigo en que la llegada de un hermanito tiene que ser algo natural. Es más, es un motivo de alegría inmenso! Son tremendas algunas frases de los adultos, como ‘se te va a acabar el chollo’
Nosotros involucramos mucho a la peque en los preparativos para la llegada de su hermanita. Hace tiempo halé de ello en el blog. Y creo que fue acertado.
Cuando crecen un poco más, empieza a haber alguna diferencia… pero creo que no importa mucho si se ha sentado una buena base. Y aún no hemos llegado a esa fase porque Bombón2 sólo tiene 18 meses, pero en cuanto empiecen a jugar juntas creo que va a estar todo fenomenal.
Enhorabuena!
Qué bonito tu niño. Se te va a caer la babita con los dos juntos 🙂
Un besito.
Me ha enacantado el modo en que lo habéis compartido con él.
Que momentazo!! Debe ser lo más bonito que se puede vivir! Disfruta a tope y sigue viviéndolo día a día, con naturalidad y según vaya llegando, si forzar… Muchas veces si nos relajamos y nos dejamos fluir las cosas salen rodadas.
Yo tampoco se lo dije a la mayor hasta que el bombo fue evidente jeje.. Más que nada porque no sabía cómo explicarselo. Al final fue fácil, excepto cuando quiso saber por dónde saldría. 🙂
Jajajajaja! Los niños son la bomba! Mi hijo fue cesárea y la hermanita también lo será y se lo he explicado varias veces e incluso le he enseñado la cicatriz. Cuando le cuento el cuento de Caperucita me pregunta: “Mamá, al lobo le hicieron una “cisira” para sacarle a Caperucita y a la abuelita de dentro de la tripa como a tí te hicieron conmigo?” ¡Me parto con él!