Entro ya de lleno en el tercer trimestre. El tiempo ha pasado tan deprisa que ni me lo creo: el ir a venir a por el peque al cole, la vorágine de parques, meriendas, baños y cenas que, casi a diario, me toca hacer sola porque mi marido anda inmerso en un proyecto laboral que le tiene hasta arriba, hacen que no haya tenido ni un minuto para pensar en mí y en mi embarazo. Cuando llega la noche y el nene ya está durmiendo estoy tan agotada que no me da la mente para mucho más. Tan sólo las patadas de Pulguita me hacen recordar que está ahí, en su plácido mundo (si es que el estrés de vida de su madre no le afecta) esperando el momento para llegar.
Tal y como hice con el primer trimestre me gustaría recalcar las principales diferencias que he encontrado entre el segundo trimestre de embarazo de mi hijo y este.
MALESTAR FÍSICO
En este embarazo me encuentro mucho más cansada, imagino que por los motivos que he explicado al inicio del post. Además, las náuseas no han desaparecido y el malestar a veces es tan grande que me amarga el día. Bastante antes del recuerdo que tenía con el embarazo de mi hijo, han aparecido también los ardores de estómago, la ciática y la falta de aire cuando camino deprisa o subo y bajo escaleras. Quizá los cuatro años que separan ambos embarazos también pueda ser la causa…
PESO Y TAMAÑO DE LA TRIPA
En los dos trimestres de embarazo he cogido ya 12 kilos frente a los 6 kilos que cogí en el mismo periodo de tiempo en el primer embarazo. La principal diferencia radica sobre todo en el bajísimo peso que tenía antes de quedarme embarazada de Pulguita. El ginecólogo y la matrona, lejos de recriminármelo, me han “aplaudido” este significativo aumento pues parece ser que el otro extremo podría no haber favorecido el buen desarrollo de la gestación.
En contrapartida mi tripa tiene un tamaño bastante reducido por lo que la gente que no me conocía antes de estar embarazada me echan, a lo sumo, cuatro o cinco meses de gestación. Pulguita está perfecta y crece a un ritmo asombroso. Está en un percentil 65 y si sigue así es probable que alcance, o incluso supere, el peso de su hermano al nacer (3,700 kg en la semana 37). Por tanto no cabe duda de que los 12 kilazos divinos que he cogido se han repartido en otras partes del cuerpo que no incluye la tripa… ¿Adivináis donde? 😉
MOVIMIENTOS FETALES
Los primeros movimientos del bebé los empecé a notar en la semana 13-14 frente a la 19 de mi primer hijo. Eran toquecitos muy suaves, como culebrillas que me recorrían toda la tripa. A partir de la semana 22 esos movimientos empezaron a hacerse más patentes y bruscos: patadas en toda regla, manotazos, culetazos… que me llenan la tripa de picos, bultos y movimientos que pueden verse claramente desde fuera. El patrón de movimientos es siempre el mismo: la nena se mueve durante las mañanas, mientras estoy trabajando frente al ordenador y sobre todo cuando acabo de cenar y me tumbo en el sillón a ver la tele. Los “bailes de salón” suelen continuar durante la noche, e incluso me despierta alguna que otra patada. Esta intensidad de movimientos no la recuerdo en mi hijo hasta bien entrado el tercer trimestre.
Por otro lado hay otra cosilla que me tiene un poco preocupada y es que a estas alturas la nena sigue aún tumbada en la parte inferior de mi abdomen. Mi hijo estuvo todo el embarazo colocado el vertical por lo que esta postura me pilla de nuevas y he de confesar que resulta realmente molesta. No es lo mismo que el bebé se estire a lo largo de tu abdomen a que lo haga a lo ancho, provocándote un bulto considerable a la derecha (la cabeza) y a la izquierda (el culete) que te corta la respiración y te parte en dos de dolor durante unos segundos. Llegados a este punto no pretendo que se coloque en posición cefálica ya pero sí que al menos se sitúe en vertical y suba hacia arriba.
Por lo demás todo sigue transcurriendo fenomenal. Estoy feliz de haber superado ya dos trimestres y muy ilusionada con las compras y cositas que debo empezar a preparar. ¡Espero que no me pille el tiempo porque entre fiestas, puentes y Navidades, enero está a la vuelta de la esquina!
Pues hija, no se dónde tendrás los kilos porque estás divina y delgadísima. Lo del cansancio, es lo que hay, yo lo viví también en el segundo, y es que bregar con un hijo mayor que ya cansa en estado normal, tiene lo suyo en el embarazo. Eso y que es cierto que un segundo embarazo, con el cuerpo ya baldado por uno y algún que otro año de más encima… Pues eso, que cuesta.
Jajajaja! Qué amor eres! Partía de muy poquito reina, estaba muy delgada así que ahora estoy en mi peso ideal según las estadísticas 🙂
Silvia pues andamos igual, como ya sabes. Yo noto a mi principe desde la semana 14-15 y soy primeriza. No tengo ningún síntoma de nada y lo único que empieza a molestarme a ratos es la ciática según como me siente y a la hora de dormir. En ocasiones la barriga ya empieza a pesarme y noto un poco de molestia cuando la tripa se pone dura al caminar demasiado deprisa o demasiado tiempo. No me puedo quejar por que lo estoy llevando divinamente. Por lo pronto solo he cogido 5kg para disgusto de mi matrona, soy todo barrigón para que nos entendamos. Nos nos queda nada!! Por cierto, mi niño se pega unos bailes flamencos de los buenos, lleva en cefalica desde la semana 19 y cada vez sus patadas son mucho más fuertes, ahora le ha dado por mis costillas izquierdas, lo mismo un día echo el corazón por la boca.
Chica, tu embarazo es perfecto, ¡qué suerte tienes! Disfrútalo porque a lo mejor hasta tienes suerte de tener un parto natural 🙂
Me alegro SIlvia!!
Enero está aquí!! Qué nervios!!
¡Ya no queda nada!
Pues por un lado mejor no?, si has estado tan entretenida que no has tenido tiempo de pensar en el embarazo así no se te hace pesado.
A mi me pasa lo mismo, pero sólo estoy de 18 semanas del segundo, que hay días que ni me acuerdo, bueno ahora ya sí que reclama un poquito de atención con patadas madrugadoras, pero sino…
Sí! La verdad es que no puedo quejarme de lo rápido que se me esa pasando el tiempo, aunque haya días algo interminables.
¡Enhorabuena a tí también por tu segundo peque!