En nuestra casa, los libros ocupan un lugar importante. Soy de la opinión de que nuestros hijos deben crecer rodeados de libros y tener acceso a ellos cuando lo deseen. Me encanta que mis hijos lean u ojeen libros (cada uno hace lo que su edad le permite) pero también confieso que encontrarme libros en cualquier parte de la casa no me gusta por dos motivos:
- Por un lado porque soy una fanática del orden y la limpieza. En mi casa hay tres niños pequeños y en el momento en que están jugando obviamente todo es bastante caótico. Pero cuando el juego termina o cambian de actividad, ordeno todo de tal manera que nadie imaginaría la escena vivida minutos antes. Esta manía mía por el orden me lleva a clasificar los juguetes, adecuar un ordenado rincón de juegos en cada una de las estancias de mi casa y, por supuesto, a tener los libros debidamente colocados.
- Y por otro lado, siento un amor y un respeto profundo por los libros. No soporto verlos rotos, pintados o tratados como un juguete más y ese respeto se lo trato de inculcar a mis peques también. En casa, los libros tienen su espacio en la librería, no en el cesto de los juguetes, en una estantería cualquiera o abandonados en un cajón. Y es curioso como mis niños, por pequeños que sean saben perfectamente donde buscar un determinado libro o donde guardarlo cuando terminan de leerlo. Cada libro tiene su espacio y su rincón, están perfectamente clasificados, a la vista de ellos y no se mezclan con libros nuestros o con juguetes.
Dicho esto, y de acuerdo a estas pequeñas manías mías que confieso tener, os cuento cómo organizamos en casa los libros de los niños.
Libros especiales, en sitios especiales
Los libros de mi Mayor que requieren ser leídos en silencio o con atención, los guardamos en una estantería de su habitación. Es una estantería alta a la que solo él tiene acceso y de esta forma evitamos que los peques lo cojan para otros menesteres menos apropiados. Al lado de la estantería tiene una mesa de estudio donde poder leer en silencio o tomar notas.
Personalmente, considero importante separar aquellos libros más serios cuya lectura necesite de un espacio íntimo y tranquilo de los que, por su contenido, pueden ser leídos en cualquier sitio. Quizá sea por esa necesidad mía de buscar la soledad y el silencio cuando tengo ciertos libros entre manos.
Los libros de los pequeños que requieren ser leídos por un adulto también los guardamos en alto.
Cada vez que mi niña quiere que le lea uno de esos cuentos, me llama para cogerlo y se sienta tranquila a escucharlo. Esto ocurre varias veces a lo largo del día y todas las noches. A veces somos papá o yo quien se lo lee, otras veces es su hermano o los abuelos cuando vienen de visita.
Como digo, son libros a los que físicamente no tiene acceso porque la mayoría son colecciones antiguas de
cuentos que quiero seguir preservando, enciclopedias o libros con mucho texto y pocas imágenes que, visualmente, no resultan atractivos para ella. Sin embargo, cuando se lo leemos nos gusta mostrárselo, enseñarle las ilustraciones y que, por supuesto lo pueda coger y “leer” bajo nuestra supervisión.
Libros lúdicos, en el cuarto de juegos
En el cuarto de juegos, con independencia de la zona donde guardan los juguetes, he creado un rincón de lectura al que todos tienen acceso. Son tres estanterías y cada una de ellas alberga los libros de mis hijos.
- La más bajita y de fácil acceso es la del bebé,
- la del medio es la de la niña
- y la estantería superior es la de mi mayor.
Los libros de los dos pequeños son libros adaptados a sus edades; en cartoné o en plástico, resistentes y visuales. Los del bebé son cuentos muy visuales, algunos tienen sonidos y diferentes tactos. Los de la niña suelen tener un texto muy corto y muchos dibujos. Algunos muestran ilustraciones desplegables o las clásicas ventanitas que tienes que abrir para descubrir que hay debajo.
Y los de mi Mayor son libros lúdicos. Esos que puede leer en cualquier parte de la casa, a pesar del ruido de alrededor o de sus hermanos gritando a escasos metros de distancia.
Cómo crear un rincón de lectura
Al lado de esta estantería he creado dos pequeños rincones de lectura, atendiendo a las necesidades de cada uno de mis peques:
- Uno está en el suelo, sobre una alfombrilla de PVC y con varios cojines sobre los que poder sentarse. Al lado he colgado también un espejo de pared porque a mi hija le fascina “leer” en voz alta mientras gesticula o hablar a un auditorio imaginario. Y hacer todo esto mirándose al espejo le divierte muchísimo. En este rincón nos sentamos a jugar mientras leemos, a ver cuentos en familia o simplemente a disfrutar del descanso mientras ojean sus cuentos favoritos.
- Otro de los rincones consta de una mesa y una silla. Inicialmente lo puse por mi Mayor, porque es de los que prefiere sentarse a la mesa mientras lee, pero conforme ha ido creciendo y sus gustos lectores han ido cambiando, me he dado cuenta de que cuando busca disfrutar de un libro de esta forma prefiere hacerlo en la intimidad de su habitación, sea cual sea la temática de la historia que tiene entre manos. Así que la mesita ha quedado sobre todo para el pequeño, al que, emulando a su hermano mayor, le gusta sentarse cual señor con sus libros delante.
En casa tenemos muchos libros pero quizá no tantos como veo que tienen muchas otras mamás con las que comparto afición. Lo que sí es cierto es que nosotros reciclamos mucho y cuando un libro ha sido especialmente “trillado” y ha perdido interés, lo regalamos o donamos para hacer hueco a nuevas adquisiciones.
Y vosotros, ¿tenéis rincón de lectura? ¿Cómo organizáis los libros de vuestros peques en casa?
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