Antes de tener una familia numerosa, a menudo me preguntaba qué le depara al tercer hijo y si cambiaría mucho la crianza de un tercer bebé con respecto al primero o al segundo. Y ahora que soy mamá de tres lo veo claro; Sí. Cambia y mucho.
Con el primero todo son atenciones. Vivimos por y para él y podemos pasarnos horas mirando como duerme, hipnotizados con su mirada y preocupados por cualquier pequeña cosa que acontece en torno a nuestro bebé. La crianza del segundo hijo es mucho más relajada (lo comentaba en este post). Caminamos sobre terreno conocido y aunque nunca hay dos hijos iguales ni por tanto dos crianzas iguales, la experiencia es un grado.
Pero con el tercero la cosa cambia. Con la experiencia de dos maternidades a la espalda, no parece haber nada que perturbe la tranquilidad de una tercera crianza. Todo va sobre ruedas; todo es sencillo y cómodo y eso te aporta una soltura tremenda para manejarte en el día a día, algo que sin duda se valora mucho.
Es cierto que no hay dos hijos iguales, y cada uno viene a enseñarte una lección nueva. Pero hoy vengo a contaros -en clave de humor- por qué es bastante cierto eso que dicen de que “los terceros se crían solos” (o casi ;-))
Momento del baño
Con el primer hijo….
Con el primer bebé te tomas tu tiempo en llenar la bañera y comprobar la temperatura del agua con un termómetro. “¡Uy, está muy caliente! – le dices al papá con el termómetro en la mano – Vacía un poco de agua y mezcla con fría”. Al final, tras quince minutos llenando y vaciando la bañera das con la temperatura perfecta del agua para que tu bebé disfrute de un baño relajante. Además, cuidas hasta el mínimo detalle: el tipo de jabón, una esponja nueva cada pocos días, juguetes aptos para el agua y mucha precaución para que no le caiga ni una sola gota en los ojitos ni en los oídos cuando le lavas la cabeza .
Con el segundo hijo…
Con el segundo hijo ya no recurres al termómetro y basta con meter la mano para saber si debes regular o no la temperatura. El baño suele ser más corto y en cuanto el bebé se mantiene sentado le metes en la bañera grande con el hijo mayor y así matas dos pájaros de un tiro: les bañas a los dos juntos y se entretienen entre ellos.
El tercer hijo en su momento baño…
¿Qué ocurre con el tercero? Pues para empezar, seamos francos: hay días que toca baño y otros que te lo saltas; así de simple. Si los dos mayores están en guerra, si estás agotada, si se ha hecho tarde, si te duele la cabeza… siempre, siempre, se acaba prescindiendo del baño del tercero. Total, “un bebé poco se ensucia”, piensas.
En caso de que haya baño, éste suele ser visto y no visto y, si me apuras, hasta una ducha rápida en brazos de papá o mamá. El gel de baño suele ser el que tienes a mano que si bien procuras que sea apto para su delicada piel, ya no importa tanto que sea de la marca puturrú que venden en farmacias y que cuesta un pastizal. Cuando aclaras su cabecita lo haces de forma rápida y sin contemplaciones porque sabes que no ocurre absolutamente nada si le cae agua limpia en los ojitos.
El relajado masaje
Con el primer hijo….
Con el primer hijo te apuntas ilusionada a un taller de masaje infantil, donde te enseñan cómo dar un buen masaje a tu bebé y pones en práctica tus conocimientos tras el baño. “¿Me dejas darte un masaje?” – preguntas a tu bebé sonriendo mientras te embadurnas las manos con un aceite de almendras ecológico que has comprado en la mejor herboristería de tu ciudad. Y te deleitas con el masaje; sin prisas, con toda la tranquilidad del mundo. Sólo existís tú y tu bebé.
Con el segundo hijo….
Con el segundo hijo recurres a los masajes de forma esporádica, cuando tu mayor te deja y cuando tienes tiempo para ello. Con un poco de suerte tu bebé se beneficiará de uno o dos días a la semana de un relajado masaje de “tu cosecha”. Y digo de “tu cosecha” porque ya no vuelves a ir a ningún taller y aplicas el masaje como buenamente puedes y te acuerdas.
¿Puede disfrutar el tercer hijo de un relajado masaje?
Con el tercer hijo ya no existen los masajes, como mucho algo parecido a un rápido frotamiento de abdomen cuando tiene gases o está inquieto. Es un masaje más bien tipo “aquí te pillo, aquí te mato”, sin tiempo, con prisas y por supuesto sin aceites especiales sino con una simple crema hidratante apta para bebés. ¡Y es que en tu día a día es imposible sacar una hora íntegra para dedicarla en exclusiva al bebé, salvo que los dos mayores estén en el colegio!
El carrito y otros accesorios
Con el primer hijo…
Con el primer hijo te compras el mejor carro del mercado. El más aparatoso, el más caro, el más grande… y lo vistes con fundas, faldones y bolsos personalizados con su nombre. Utilizas el carrito hasta cuando paras el coche en doble fila y te bajas a comprar pan.
Con el segundo hijo…
Para el segundo bebé aprendes a tunear de una forma bastante digna el carrito que usaste con tu hijo mayor, y si bien no pasearás a tu bebé en un carro nuevo ni con las últimas prestaciones del mercado, es probable que con un buen lavado de cara y una nueva tapicería logres algo decente.
El tercer hijo y su carrito…
Pero con el tercer hijo se antoja difícil usar el mismo carrito que usaron sus hermanos porque lo más probable es que haya quedado en un estado deplorable: tapicería llena de manchas difíciles de quitar, alguna que otra pieza rota y un aspecto bastante obsoleto. Por tanto, o te vuelves a gastar dinero en comprar un carrito nuevo o tu bebé irá en un cochecito de aspecto anticuado que utilizarás más bien poco.
Lo mismo ocurre con chupetes, baberos, biberones, mantas, bolsos… Con el primero todo está personalizado con su nombre o su foto e incluso te gusta llevarle conjuntado. Si el bolso del carro es verde, probablemente también lo sea su biberón, el broche y el chupete que lucirán preciosos con su nombre.
Con el segundo bebé, quizá te animes a personalizar alguna cosita, aunque desde luego nunca llegará a tener el merchandising del primogénito.
¿Y qué pasa con el tercero? Pues que lo más probable es que tenga tan sólo un chupete y un broche (que por supuesto, no irán a juego). Tampoco usarás un bolso de paseo personalizado con su nombre porque preferirás una mochila cómoda y práctica para llevar las decenas de cosas que necesitan tres niños, y las mantas y arrullos que le cubrirán serán heredadas de sus hermanos y llevarán un bonito nombre bordado a mano que no se corresponde con el suyo.
¡Shhhh! Silencio, que duerme
Con el primer hijo…
Cuando tu primer hijo se quedaba dormido, lo primero que haces es descolgar teléfono, jurar en arameo cuando escuchas la aspiradora de la vecina y bajar todas las persianas de la casa, sea la hora que sea. Su sueño es sagrado y hay que respetarlo.
Con el segundo hijo…
Con el segundo bebé ya no te preocupa que se duerma de día con las persianas subidas o que haya luz artificial en la habitación. Tampoco suele molestarte que haya ruidos en la calle y ya no susurras cuando hablas sino que empleas un tono normal. Lo único que sueles controlar son las voces y gritos de tu hijo mayor.
El sueño del tercer hijo…
El tercer hijo, en cambio, tendrá un descontrol importante en las horas de sueño ya que el pobre dormirá cuando pueda, cuando sus hermanos le dejen y cuando no toque sacarle de la cuna a toda pastilla y sin contemplaciones para no llegar tarde al cole a buscar a los otros.
La lactancia
Con el primer hijo…
Con el primer hijo disfrutas a tope de la lactancia: te aíslas de la gente para conectar con tu bebé y creas un ambiente íntimo y acogedor. Probablemente te guste poner música relajante de fondo e intercambiar miradas y palabras bonitas con tu chiquitín mientras mama.
Con el segundo hijo…
Con el segundo hijo se hace más difícil darle el pecho en soledad, aunque tratarás de buscar algunos momentos íntimos y a solas para conectar con él mientras tu hijo mayor se baña, cena con papá o está al cuidado de otra persona.
La lactancia del tercer hijo
Pero con el tercero de nuevo la cosa cambia. Adquieres rápidamente una práctica increíble en dar el pecho mientras le porteas camino del colegio, o en sujetarle con una mano mientras mama al tiempo que con la otra empujas el columpio de alguno de los mayores en un parque atestado de gente. Encontrar un momento a solas con tu bebé será misión imposible.
Así es la vida del tercer hijo. ¡Con razón dice la gente que se crían solos!
Pero una cosa es clara, y es que los terceros nos roban el corazón hasta límites insospechados, y aunque no gocen de todas las atenciones que en su día tuvieron los mayores (o mejor dicho, el primogénito), es increíble el amor tan grande que el corazón de una madre es capaz de albergar. Se tengan tres, cinco o diez hijos, el amor simplemente crece y crece sin límites ni condición.
Pero aún hay más: con el primero todos te dicen que “disfrutes mucho porque el tiempo vuela”. Con el tercero ya no necesitas que nadie te lo diga, y quizá por eso la maternidad se disfruta muchísimo más. Con prisas y agenda apretada, sí, pero de una forma mucho más consciente, disfrutando cada segundo de las sonrisas, los besos y el contacto piel con piel con tu bebé.
Foto de portada | Pexels
Que bonito post a la par que interesante y divertido y que real a la vez jeje! Aunq yo aun tngo sólo una hija ya m keda poco xra saber lo q será tener dos y todas esas cosas que kizás se pierda y cn su hermana fue diferente xro haré todo lo posible x darle toooda la atención que pueda y sobretodo aprovechar cuando la mayor esté en el cole y asi dedicarme más a la pequeña. En mi caso si que hay cosas cm la ropa q es nueva, tambien xq no tenia más remedio ya q la mayor es d julio y está será de enero y también las fundas dl carro xq se m antojaba vestirlo clásico y con la mayor ni caí en hacerlo la verdad, tb hay cosas cm el porteo q cn la mayor no lo hize y cn esta no m lo kiero perder aparte q encuentro q tniendo ya una hija muchas veces m resultará mas práctica la mochila q el carro. Creo q tb en mi caso lo vivo y viviré distinto xq sé q no tendré más hijos y no kiero kedarme cn las ganas d nada x eso aprovecharé todo lo q pueda con esta peke xro sino seguramente seria cm tú dices y más si hubiera un tercero.
Al leerte me doy cuenta de que yo no he tenido un primer hijo y pasé directamente al segundo y hasta tercero, aunque sólo tengo uno.
Ni lo bañaba cada día, ni la casa quedaba a oscuras y en silencio en las siestas, ni mucho menos tuvo nada personalizado porque no me llama la atención.
Lo que si es cierto es que es mi centro y le dedicó 24h desde que nació.
Me pregunto como será en mi vida un segundo hijo o un tercero…
El amor dices que crece y la tolerancia al agotamiento y dolores varios también? Espero que si!! Porque es con uno y voy doblada.
Hola!!
Sí, ya veo que estás entretenida con los tres, por cierto, qué tal se crían, todo bien
El post parece que lo hubiera escrito yo, punto por punto!.
Mi frase favorita que me dijo una amiga madre de tres: el primer hijo es de cristal, el segundo de vidrio y el tercero, de plástico.
Ciertoooo!
es un hermoso descontrol todo!!! Mi tercero en marzo cumple los dos añitos y los otros tienen ocho y cuatro… es agotador pero tan tan tan disfrutable!
comparto y suscribo casi todo! un beso desde Argentina!
Me interesa micho tu.post..ahora que estoy en busqueda del.tercero..