Enamorada

Hoy te dedico a ti este post porque no hay día que pase en que no piense que gracias a ti descubrí la maternidad, el amor incondicional y las sonrisas sin tregua.

Tú, mi niño, creces por momentos y me lo demuestras a diario con tus reflexiones, tus planteamientos y tus actos. Y yo sólo puedo escucharte mientras te miro embobada preguntándome cómo es posible que el tiempo se me haya escapado tan rápido entre los dedos.

Hace casi seis años que empezó esta aventura. Seis años en los que sostuve en brazos a aquella bolita rubia de inmensos ojos oscuros que hoy se ha convertido en el hombre de mi vida.

Te admiro por cómo eres y ¡no es sólo amor de madre!, pero es que es imposible no enamorarse perdidamente de ti. De tu bondad sin límites, de tu inteligencia arrolladora, de tu naturalidad y ocurrencias, de tu sentido del humor y de esa ternura que desprendes con tus actos y palabras.

Me gusta cuando me miras con tus enormes ojos cargados de amor;

cuando abrazas a tu hermanita con la ternura de quien sostiene en sus manos algo delicado;

cuando te tiras al cuello de papá con ímpetu e ilusión;

cuando besas mi tripa antes de acostarte para desear buenas noches a tu hermanito;

cuando ríes a carcajadas con las ocurrencias de papá;

cuando tarareas sin descanso la banda sonora de tu película favorita;

cuando recoges flores silvestres para llevárselas a la abuela, regalárselas a tu profe o adornar el salón de casa;

cuando dibujas ensimismado y regalas tus creaciones a todos los que te rodean;

cuando nos pides que durmamos contigo porque te apetece abrazarnos sin descanso;

cuando te acercas a cualquier niño que ves en el parque y le preguntas emocionado si quiere jugar contigo…

 Podría seguir contando lo que me gusta de ti pero es tanto… ¡es TODO! No acabaría nunca.

No me cansaré de decir que eres sumamente especial, brillas con luz propia y vas dejando estela a tu paso. A veces me pregunto cómo es posible que un corazón tan pequeño pueda albergar una bondad tan grande en su interior y como una personita de apenas cinco años puede darnos diariamente las mejores lecciones de vida, felicidad y empatía que se pueden dar.

Te quiero, mi niño bonito. Simplemente me apetecía decírtelo por escrito una vez más 🙂