Echar el freno laboral…

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Imagen extraída de la web Morguefile.com

Embarazada de mi primer hijo hicieron un ERE en la empresa en la que trabajaba que afectó a gran parte de la plantilla, incluido mi departamento al completo. Aquellos momentos de incertidumbre supusieron un revés para mí, pues era consciente de que quedarme en la calle estando embarazada era como cavar mi propia tumba laboral durante los próximos meses y yo, una persona activa, joven, preparada y que llevaba trabajando muchos años, no concebía aquella situación.

Sin embargo, a posteriori me di cuenta de que ese ERE fue lo mejor que me pudo pasar pues me permitió disfrutar de una maternidad diferente y muy intensa que de otro modo no hubiera podido vivir. Poder criar a mi hijo sin necesidad de guarderías ni niñeras, verle crecer cada día, disfrutar de todos sus avances y olvidarnos del reloj y las prisas, fue un verdadero regalo que nunca podré agradecer los suficiente.

Los tres primeros años como madre, nuestra situación familiar fue muy relajada gracias a la indemnización del ERE y a pequeños trabajos temporales que me iban surgiendo y nos iban sacando del apuro económico al tiempo que seguía disfrutando casi al 100% de mi hijo. Pero cuando mi Mayor entró en el colegio, mi marido y yo decidimos consensuar el modelo económico familiar que ambos deseábamos seguir a partir de aquel momento.

Tanto él como yo coincidimos en la importancia de que nuestro hijo tuviera siempre presente una figura paternal en casa y puesto que mi marido trabajaba y su trayectoria laboral ya era larga y consolidada, acordamos que sería yo la que renunciaría a trabajar fuera de casa en beneficio de nuestros hijos.

En aquel momento asumí encantada el papel de ama de casa y madre a tiempo completo pero con la idea siempre presente de encontrar un trabajo como autónoma que pudiera ejercer desde casa y compaginar con la crianza y los cuidados de mi Mayor.

Y así fue como fueron surgiendo pequeños proyectos profesionales que si bien no aportaban grandes sumas de dinero a la economía familiar, sí me mantenían activa, dentro del mercado laboral y, lo más importante, siempre disponible para mi niño. Llevarle y traerle del cole, comer en casa y no en el comedor escolar, prescindir de extraescolares en pos de juegos juntos en el parque, quedarme con él al primer síntoma de enfermedad… han sido siempre situaciones normales para mi hijo pero que han significado un verdadero esfuerzo económico para nosotros que hemos asumido convencidos de lo que hacíamos.

Con la llegada de Pulguita, y salvo unos meses de inactividad laboral que decidí tomarme, he seguido ejerciendo mi trabajo como profesional autónoma. El hecho de que mi Mayor pase gran parte del día en el cole y mi hija sea bastante independiente en el juego, me ha ayudado a poder compaginar ambos roles, con más o menos fortuna dependiendo del día 😉

La bi-maternidad es más sencilla de vivir que la primera maternidad. Todo es más fácil, pisas sobre terreno conocido y te organizas mucho mejor. Y aunque soy consciente de que el tiempo en exclusiva que le dedico a ella no es igual de intenso que el que le dediqué a mi Mayor en su día, el hecho de poder criarla en casa como hice con su hermano es un verdadero lujo.

Sin embargo, embarazada de nuevo de mi Pequeño es cuando me estoy planteando volver a mis orígenes. Y es que no nos engañemos pero compaginar maternidad, casa y trabajo (aunque sea desde el hogar) es un verdadero quebradero de cabeza. Aporta muchísimas satisfacciones pero también un gran agotamiento mental y físico y si ya es difícil compaginar todas estas facetas siendo madre de uno, el grado de complejidad que adquiere la situación con tres hijos ya debe ser tremendo.

Por tanto, he decidido hacer un parón y lo que hace unos meses no veía nada claro, hoy lo veo más nítido, apetecible y necesario que nunca.

Echar el freno, olvidarme del estrés laboral -por poco que sea- y dedicarme en cuerpo y alma a mis hijos durante los próximos 3 años es ahora mismo mi mayor prioridad. No sé si económicamente podremos hacerlo pero al menos vamos a intentarlo. Quiero invertir en mis hijos pequeños y en su crianza como en su día lo hice con mi Mayor.

Mi Pequeño será, probablemente, el último bebé que haya en casa y no quiero perderme ni un solo instante de sus “primeras veces”. Estoy deseando ir con mis dos chiquitines al parque o a pasear, a disfrutar los tres en casa mientras hacemos construcciones o bailamos al ritmo de la música y a incorporar a mi Mayor a nuestros juegos cuando salga del colegio.

Y cuando los dos pequeños comiencen también el cole y vuelvan mis horas en soledad tomaré nuevos caminos…

3 comentarios en «Echar el freno laboral…»

  1. Pues yo voy por el tercer ERE en 6 años… el segundo me pilló embarazada de mi peque y no te creas que no fantaseé con que me tocara para pillar algo de dinerito y dedicarme a verle crecer y criarle hasta los tres añitos. Por suerte (o no), no me tocó. Pero de no ser por las abuelas el enano iría a la guarde 8 horas. Si os lo podéis permitir, es admirable.

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  2. ¡Te felicito! No es fácil que una familia tenga las cosas tan claras y se decidan de forma tan resuelta en esa decisión. Más bien al contrario: lo que se sacrifica es la crianza de los hijos.
    Nosotros estamos parecido, pero con dos niños: uno de 1 año y otro de casi 5. Y yo de “trabajadora no remunerada” en casa. Estoy feliz aunque no ejerza mi profesión. Educar seres humanos es la tarea más difícil y gratificante que conozco. Me encanta leerte. Gracias por tus posts.

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    • Hola Mar!
      Gracias a ti por pasarte por mi blog y aportar tu opinión con la que no puedo estar más de acuerdo. Es cierto que económicamente hay familias que no pueden renunciar a un sueldo pero en otros muchos casos es, como dices, una simple cuestión de prioridades.
      Yo me he encontrado con comentarios de mujeres (madres) que me han preguntado que cómo es posible que estando tan preparada a nivel universitario, haya decidido “tirar mi carrera por la borda”. Respeto a quien prefiera anteponer su carrera y su trabajo a sus hijos, pero pido también respeto para las que preferimos, como bien has dicho, invertir en educación y crianza.
      Un besito!

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