¡Dormir está sobrevalorado!

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El otro día hablaba con una amiga sobre el tema del sueño. Ambas teníamos posturas diferentes y es que en esto, como en casi todo en la vida, es una simple cuestión de gustos y para gustos… ¡ya se sabe!

En casa, ni mi marido ni yo hemos sido nunca de mucho dormir. Cuando estábamos solteros ambos teníamos perro por lo que imagino que siempre influyó el hecho de tener un animal del que ocuparnos para saltar de la cama ante el primer rayo de luz que se filtraba por la ventana.
Ya casados, pero aun sin niños, nos encantaba madrugar. Éramos de los que a la 10 de la mañana teníamos la casa arreglada, comida hecha y todo listo para empezar un finde semana plagado de planes.

Así que cuando nació mi Mayor, una de las cosas que menos entendía era que en las reuniones con amigos siempre saliera el tema del “sueño” a la palestra y poco menos que nos dieran el pésame por no “poder dormir lo suficiente”.

Y es que, ante esos comentarios yo siempre me preguntaba: ¿Qué es dormir lo suficiente? ¿Dormir ocho, diez, doce horas seguidas? ¿Despertarse a medio día? ¿Echarse siestas de tres horas?

Normalmente esos comentarios venían de amigos a los que les encantaba dormitar hasta las 12 de la mañana y los que, cuando decidíamos quedar a comer, proponían las 15:30 de la tarde como hora del aperitivo. Ahí es cuando me daba cuenta de lo diferentes que podíamos llegar a ser en este aspecto y de cómo todo se traduce a una simple cuestión de perspectiva y costumbres.

Acostumbrada -como estaba en aquella época- a levantarme diariamente a las 06:00 de la mañana o las 08:00 los fines de semana -¡y hacerlo por gusto!- o a sentirme descansada con 6 horas de sueño, la llegada de mi bebé no me trastocó mucho en ese aspecto.

Pero siempre pensaba que cuando los amigos con los que hablábamos  de este tema decidieran ser padres, efectivamente el sueño sería su principal talón de Aquiles.

Y es que, ni con mi hijo ni con mi niña, he tenido nunca la sensación de estar falta de sueño. Es cierto que ha habido noches malas y de muchísimos despertares que generalmente han coincidido con sus primeras semanas de vida, pero después, todo vuelve a su cauce aunque incluso en estas noches, el como se afronte el tema, puede aportar una nota positiva y hacer más llevaderas las horas en vela (traté mi experiencia con las primeras noches de Pulguita en este post).

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Mi Mayor es un niño muy madrugador que a las 07.00 de la mañana suele estar en pie (fines de semana y vacaciones incluidos). Cuando comento este hecho con algún amigo o conocido las caras de la gente suelen ser de compasión y la mayoría no entienden que lo diga con una sonrisa en los labios.

A nosotros nos encanta aprovechar la mañana desde bien temprano. Salir los fines de semana a desayunar en familia a nuestra cafeteria favorita o ser los primeros en la cola de la churrería, hacer una parada en el parque cuando ni si quiera el sol ha salido con fuerza, tirar unas fotos con los primeros rayos del día y disfrutar del silencio de las calles que son todas para nosotros. En los meses de buen tiempo somos los primeros en entrar a los parques temáticos, las piscinas, o de disfrutar de un silencioso paseo por la sierra o el campo. Son pequeños placeres que nos perderíamos despertando a las 10 u 11 de la mañana. Y además, es nuestro momento favorito del fin de semana 🙂

Es cierto que hay días en los que te apetece remolonear más en la cama -y en esos momentos la independencia de mi Mayor nos hace un gran favor- pero por lo general se puede decir que somos una familia de madrugadores que además disfruta haciéndolo.

Por tanto, personalmente pienso que dormir está sobrevalorado (siempre y cuando lo que duermas, por poco que sea, te haga sentirte descansado) y que no a todo el mundo le encanta.

Para mí, madrugar no es malo ni remolonear en la cama hasta bien entrada la mañana es mi plan ideal para un fin de semana. Cada familia tiene sus gustos y prioridades y en este, como en otros muchos temas, creo que no se debe generalizar.

Por tanto: he aquí una familia madrugadora y muy, muy feliz con esta “extraña” condición 😉

8 comentarios en «¡Dormir está sobrevalorado!»

  1. yo tambien soy de levantarme pronto los findes, mi pareja me dice que que hago a las 7 los sabados levantada,pero es que he sido siempre asi.. soy incapaz de estar mas de las 9 en la cama, aunque haya salido por la noche.. un besito

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    • Pues mira, eres de las mías. ¿Y no te pasa si te quedas dormitando en la cama que luego te arrepientes y sientes que has “perdido el tiempo”? Yo soy de las que cree que hay montones de cosas por hacer y de que la vida hay que disfrutarla desde bien temprano. Me va mucho eso de “a quien madruga dios le ayuda”, jajajaja

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  2. Yo creo que dormir o no dormir no siempre es cuestión de prioridades. Yo necesito 8 horas de sueño diario para ser persona o estar activa como Dios manda, menos de eso puedo sobrevivir, por supuesto, pero no rindo ni de lejos al mismo nivel. Para mi un fin de semana sin despertador es un gozo, poder levantarme a las 9 o a las 10 sin remordimientos porque no tengo que llegar temprano a ninguna parte. Tampoco se trata de estar perezosa en cama, a veces es cuestión de necesidad, de que te lo pide el cuerpo.
    Aunque te levantes ‘tarde’ (que no hablo de a la hora de comer) da tiempo igualmente a hacer muchas cosas, a nosotros no nos entra la prisa por nada, disfrutamos de la mañana con nuestros que haceres hogareños, sobre todo porque en el Norte salir a pasear temprano con 3 o 4 grados es matador. Mejor a las 12, que ya da el sol.

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    • Por supuesto! Por eso he especificado en el post que lo que se duerma (sea mucho o poco) te tiene que dejar descansado. A mí 8 horas me sobran. Con 6 estoy más que descansada y con 4 horas de sueño puedo afrontar el día perfectamente sin morirme por las esquinas. Como digo, nunca he sido de mucho dormir y eso es algo que tras convertirme en madre agradecí profundamente.

      Pero lo que quería decir es que una vez cubiertas la necesidad de “descanso”, dormir de más para mí no es una opción porque no me gusta. Prefiero hacer otras cosas que me hagan tener la sensación de estar aprovechando el tiempo 😉

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  3. Que alegría me da conocer a otras personas así. Nosotros somos madrugadores tanto entre semana como los fines de semana y nuestro peque igual. Nos gusta más vivir de día que de noche y aprovechar bien las mañanas. La verdad que la gente te mira como si fuéramos bichos raros pero para gusto los colores!!!

    Ya son varias cosas en las que hemos coincidido!!!

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  4. El papá de mi bichilla sí podía dormir hasta el mediodía antes de que naciese la niña, mientras que yo era incapaz de hacerlo más allá de las 10. Pero ahora que es pequeña y que desde los 7 meses tiene el sueño bastante alterado ¡lo que daría sólo por un día de poder acostarme sin tener que desvelarme un montón de veces cada noche! No me importa madrugar, porque siempre he sido más de vida diurna que nocturna, pero descansar bien sí lo echo un poquito en falta.

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