El otro día os comentaba en este post como el universo “ropa” es una de las principales y más notables diferencias que estoy encontrando entre criar a un bebé niño y una niña. Pero aparte de la incursión en nuestras vidas del rosa y los lazos hay otros pequeños matices que hacen plausibles ciertas diferencias en el día a día.
Os lo cuento desde mi experiencia:
- Las niñas, o al menos Pulguita, son bastante más tranquilas que los niños. Pulguita es un terremoto, sí, pero es que mi Mayor le daba sopas con honda en ese aspecto. La diferencia principal es que mi hija parece ser mas precavida a la hora de lanzarse a hacer ciertas cosas si no estamos muy cerca de ella, mientras que mi hijo no dudaba ni un segundo en tirarse a una piscina, dejarse caer cabeza abajo por un tobogán o salirse de la cuna lanzándose al vacío cuando nadie le veía. Esa sensación de “miedo” e “inseguridad” que tiene mi hija y que le lleva a evitar hacer determinadas cosas es algo que agradezco infinitamente.
- Por contra, Pulguita es más exigente que su hermano de bebé. Recuerdo sentar a mi Mayor en su trona mientras esperaba paciente la comida o salir a dar un paseo con él tremendamente tranquilo en su cochecito. Era un bebé tranquilote en ese aspecto, al que no le importaba esperar o dedicarse a la vida contemplativa mientras nosotros hacíamos algo que nos imposibilitaba atenderle en ese momento. Mi hija en cambio es muy exigente. No soporta esperar, no le gusta salir a dar un paseo y que el carro se detenga unos minutos y no se entretiene fácilmente con dibujos animados o juguetes mientras me doy una ducha rápida.
- Una de las mejores cosas que tienen los bebés niña con respecto a lo niños es lo limpias que son a la hora del cambio de pañal. Recuerdo retirar a mi hijo el pañal y acto seguido ¡zas!, una buena meada en la pared o en mi cara. El angelito parecía estar deseando que le retiraras el pañal para regar a su antojo todo lo que le rodeaba. Con las niñas esto no pasa. No se les escapa el pis tan fácilmente y si eso ocurre el estropicio no tiene ni punto de comparación.
- Con los bebés niño es frecuente también vivir el dilema de si es bueno o no bajar el pelleijito de la colita tras el baño. Yo he sufrido mucho con mi hijo en ese aspecto pues nuestra pediatra nos recomendaba bajárselo e incluso darle un pequeño tirón en la consulta para evitar adherencias pero paralelamente leía que esto no debía hacerse y que la fimosis que tienen la mayoria de bebés se tiende a corregir sola con el tiempo. Un montón de dudas en ese aspecto que, sin embargo, no se tienen con las niñas.
- En contrapartida, las niñas son muchísimo más delicadas en la higiene del pañal que los niños. Hay que asegurarse de que la limpieza se hace correctamente, de delante hacia atrás para evitar infecciones, y que todos los pliegues quedan bien sequitos para evitar la aparición de hongos o irritaciones. Si unimos a esto la complejidad de la ropa de las niñas (leotardos, braguitas, vestidos…), el cambio de pañal en cualquier sitio o circunstancia se hace bastante más difícil. Recuerdo cambiar a mi Mayor en su propio carrito, sobre la tapa del WC (en los servicios públicos donde no existía cambiador) o incluso sobre mis piernas, algo que no he podido hacer con Pulguita porque requiere una mayor dedicación y comodidad, ¡al menos para mí!
- ¡Y comprobado! Los bebés niña reciben más piropos que los niños. Y no lo digo sólo por las diferencias que aprecio entre mis hijos, sino por lo que suelo ver en general en la calle. Imagino que la forma de vestir y peinar a las niñas influye mucho en este hecho y llama más la atención de la gente. La ropa de los niños suele ser más sosa y poco atractiva mientras que un bebé niña con una faldita y dos coletas es el centro de atención de todas las miradas. Pura superficialidad, aunque seguro que a todos nos ha pasado alguna vez.
A grandes rasgos estas son las diferencias que aprecio entre la crianza de un bebé niña y niño. A medida que Pulguita vaya avanzando en edad y carácter seguro que estas diferencias se hacen más notables 🙂
Des de luego que a grandes rasgos hay diferenica entre niños y niñas, por muy iguales que los cries y eduques. Yo como sólo tengo un niño no puedo comparar sinó con sus amiguitas. Y si hay algo que veo es que son más pillas y más echadas pá lante… jeje.
Un saludo!