Una de las cosas que más me sorprende de la blogosfera, es la conexión, a veces tan especial, que podemos llegar a tener con mamás ubicadas al otro lado del Atlántico y eso fue precisamente lo que me ocurrió con la mamá que hoy visita mi casa. Se trata de Zary de “La mamá de Sara“, un gran referente para mí por su tesón, dulzura, compromiso con la maternidad y coherencia de planteamientos. Contar hoy con su testimonio en mi blog me agrada enormemente así que Zary, ¡bienvenida!
El otro día me paseaba por twitter y decidí contestar a la pregunta desprevenida de una de las mamás que sigo. Ella preguntaba a qué edad podría volver a ir sola al baño, es decir, cuando recuperaría la privacidad para estos menesteres que su pequeño hijo le había robado. Y en medio de las respuestas que dimos varias madres, no estuve de acuerdo con la postura de una en particular y, de inmediato, ella pensó que me había molestado, que me había sentido juzgada o tal vez criticada. Nada más lejos de la realidad. Por fortuna, aclaramos el tema y la cosa no paso de ahí. El caso va a que ese simple hecho me hizo caer en cuenta de lo prevenidas que estamos las madres en general. Estamos tan expuestas a que se nos ponga en tela de juicio que tomamos casi cualquier comentario a la defensiva. Es como si estuviéramos con el escudo siempre puesto, porque no sabemos de dónde ni de quién pueden venir los dardos que nos van a herir. Cuando la postura frente a nuestro desempeño como madres debería ser relajada y abierta, más aún con nuestras colegas de oficio, la realidad es totalmente contraria. Nos cuidamos, nos defendemos, nos cerramos, y poco a poco nos quedamos solas, cuando deberíamos sentirnos arropadas y acompañadas por nuestras iguales.
Lo peor de todo es darse cuenta de que este comportamiento, no es infundado. Yo me considero afortunada, porque puedo decir que cuento con un grupo de excelente amigas-madres, tanto virtual como físicamente. Y realmente, independiente de cual sea mi postura, nunca me he sentido juzgada o criticada por las que son mis amigas. Pero, tristemente no todas las historias son así. Conozco casos de mamás que boicotean los negocios de otras, que las exponen, en Internet y fuera de él, porque son o no son pro-lactancia, por que unas piensan que los niños deben dormir con sus padres y otras no, por que unas quieren escolarizar a sus hijos y otras les quieren enseñar en casa, y una larga lista de cosas que no terminaría de enumerar. La intolerancia es el jinete que cabalga sin rienda en medio de nosotras y no nos hemos dado cuenta. No se que suerte de miedo profundo nos hace pensar que quién no piensa o actúa como yo, está contra mi. Y ahí es cuando dejamos de ser todas simplemente “madres” con los mismos deseos, esperanzas e intenciones, para convertirnos en las buenas o las malas, dependiendo del bando en el que sin pensar no alineemos, simplemente por que discrepamos en el “como hacer”, cuando al final, de una u otra manera, todas nos esforzamos sin medida por ser la mejor mamá que podemos.
Me pregunto si antes, hace mucho tiempo atrás las cosas eran así. Si, hace siglos, las madres no se apoyaban incondicionalmente, respetuosamente, las unas a las otras, solo por ser madres. Si no se guiaban con empatía y cariño. Seguro no habían tantas discusiones a cerca de cómo criar, simplemente se criaba en grupo, en tribu, de manera natural, sin tantos consejos, sin tanto libro, sin nada más que el instinto y todas eran madres felices. Me pregunto cómo hemos llegado hasta este punto y cómo dar vuelta atrás. Como hermanarnos a partir del rol de mamás, con la bandera del respeto y la tolerancia, entendiendo que nos necesitamos unas a otras, y que más allá del “cómo” juntas y apoyadas, podemos ser y hacer mucho más.
Qué buen post y cuánta razón tienes en la importancia de no juzgar y respetar tanto en la maternidad como en todos los aspectos de la vida. Me ha encantado.
Un beso.
Que bueno que te haya gustado. Un abrazo.
Silvia, es un honor inmenso para mi estar en tu casa. Abrazos profundos!!
Me ha encantado, entre otras cosas por lo que me toca.
Siempre intento hacer ver que lo que vale para unos no vale para otros, y no pasa nada.
Pero es verdad que muchas veces (la verdad es que en este mundo blogueril no recuerdo que me haya pasado) me siento a la defensiva cuando me encuentro con alguien que se que estamos en ondas diferentes. Y algunas veces me doy cuenta de que no pasa nada, porque podemos estar juntos, con nuestras diferencias, aceptándonos, disfrutando y aprendiendo, porque de lo diferente es de donde se aprende.
Un abrazo
Es cierto.. no hay porque levantar barreras por que pensamos diferente 🙂
Hola Zary, me ha encantado tu post! para hacernos pensar un poquito, gracias!
Estoy de acuerdo con lo que nos cuentas. Es verdad que nos juzgamos unas a otras continuamente, por todas y cada una de las facetas de la maternidad. ¿Que cómo hemos llegado a ésto? Pues yo creo que porque ahora hay más opciones que nunca.
Antes, las madres eran madres y ya está. Su rol en la sociedad, en casa, en la familia, estaba claro y perfectamente definido. Ahora (por suerte) podemos elegir entre miles de opciones: dormirle contigo o en su cuna. Darle el pecho o el biberón. Llevarle a la guarde o no. Seguir trabajando fuera o quedarte en casa con él, incluso ser madre o no serlo.
Lo que efectivamente no hemos aprendido todavía es a ser un poquito más tolerantes, y aceptar que las opciones son infinitas, que “la mía” no siempre es “la mejor” ni por supuesto “la única”. Que como yo digo siempre, cada niño, cada familia y cada casa es un mundo, y lo que a unos puede no gustarles, a otros les funciona de maravilla.
Así que yo me uno a abrir la mente un poquito más y que cada uno viva su (p)maternidad a su manera!
un beso!
Open mind!!! el mundo lo necesita!! 😉
Muy cierto, solo hay que ver las secciones de comentarios, para ver que es verdad lo que dices, cada una debe ser libre pero hay que aceptar las ideas de los demás aunque no las adopte, por un mundo más unido. 😉
😉 bien dicho!!
La maternidad es la ilusión que inuda mi vida; las mamás debemos aprender a respetar y a empatizar con todos los que nos rodean, debemos abrir nuestra mente y liberarla de ideas y creencias inculcadas por la sociedad en la que vivimos. Guiarnoas cada unas por nuestras mejores intenciones.
Es cierto: hay diferentes clases de maternidad y diferentes formas de entender la crianza de un hijo y siempre y cuando sean respetuosas con los niños todas deberían ser respetadas.
Hola, tengo 32 anios y dos hijos. el mayor tiene 9 anios y mi reciente adicion a la familia es mi nena de 4 meses y medio …. y la verdad es q nunka me habia sentido tan perdida en todos los sentidos de mi vida. A veces veo a otras madres y definitivamente me es mas facil criticarlas q ser madre….