HARTA, y lo digo con mayúsculas, estoy de que la gente se crea con el derecho de comparar a mi hijos. Cuando escribí este post sabía que las comparaciones llegarían porque me muevo en un entorno muy dado a comparar y opinar sin autorización, pero jamás pensé que me sentarían tan mal.
Mi hija es aún muy pequeña así que las comparaciones de momento van en la línea de quien es más guapo, quien tiene los ojos más expresivos o la boca más bonita pero a medida que vaya creciendo imagino que pasaremos a la fase de comparar inteligencia, habilidades o expresividad y, sinceramente, me repatea.
Me repatea primero porque no he pedido opinión y me molesta que alguien sentencie, por las buenas, algo que se mire por donde se mire es una falta absoluta de respeto hacia un niño y una madre, y segundo porque, como he comentado en varias ocasiones, las comparaciones entre niños son absurdas: no hay dos iguales, por muy hermanos que sean.
Es cierto que en ocasiones yo misma comparo la evolución que está teniendo Pulguita con respecto a su hermano. Es instintivo y normal recodar a qué edad le salieron los dientes al mayor, cuando aprendió a sentarse solito o cuándo tomó su primera papilla de frutas, pero de ahí a hacer una comparación en la que uno de los dos salga perjudicado o que lleve aparejado un matiz negativo o peyorativo hay un trecho.
Tengo dos hijos, un niño y una niña; son hermanos, sí, pero son distintos. Uno no es ni mejor ni peor que otro, ni más alto, ni más guapo y tampoco más listo así que lo digo por enésima vez: ¡NO SE COMPARA!
Ahórrate tu opinión no pedida porque mis hijos son tremendamente felices juntos, no hay celos ni malos rollos entre ellos y eso sólo se consigue reforzando la autoestima de ambos y haciéndoles ver que son diferentes, únicos y especiales.
Jue, qué cansina es la gente, de verdad. Además de que nadie les ha preguntado, eso puede traer problemas cuando los niños se enetran de lo que hablan los mayores. La gente no tienen ni respeto, ni tacto ni dos dedos de frente.
¡Ánimo! Ni caso, hija, ni caso…
¡¡Besazos!!
Estoy de acuerdo contigo, cucharita,lleva 4 meses con nosotros y ya he oído todo tipo de comparaciones,que no creo, sean nada constructivas, sobre todo,ahora para Tenedor, que lo entiende todo perfectamente.
Y desde luego que es inevitable, recordar y comparar ciertas cosas, pero siempre desde la premisa de que ambos, son únicos!
Qué manía tienen, no saben el daño que hacen y las consecuencias…
No puedo estar más de acuerdo con lo que escribes. No me gustan que comparen a mis hijas, ni entre ellas, ni con los demás. Y cuando lo hacen delante de mí, les digo que no.
Luego hacen lo que les da la gana, pero ya conocen mi opinión.
Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas y en el caso de los niños ¡aún peor! A la bichilla le ha tocado sufrirlo desde que nació porque hay otro bebé un mes y medio más pequeño que ella en la familia que siempre lo hará todo más y mejor que ella (aunque sea evidente que en esas edades tan cortas esa diferencia de edad se nota y mucho y ese niño no es capaz de hacer lo que se dice que hace a las mil maravillas). Lo mejor: aguantarme la mala leche por no liarla en la familia e irme a casa a despotricar contra el mundo y a querer a mi bichilla a solas.