Todas sabemos cómo transcurre un parto natural. Alguna vez hemos leído, visto vídeos o imágenes de la alegría de los padres al abrazar a su pequeño recién nacido. En la mayor parte de los casos, todo parece idílico y perfecto. Sin embargo, cuando las cosas se tuercen y hay que hacer una cesárea, muchas mamás se vienen abajo porque no es el parto con el que habían soñado.
Personalmente, tenía asumido desde el primer momento que con una gran probabilidad
mi niño vendría al mundo mediante cesárea por lo que tuve nueve largos meses para hacerme a la idea y leer artículos, opiniones y noticias relacionadas. En mi caso fue
cesárea programada por presentación podálica, y hoy quiero compartir mi experiencia en el blog.
Cesárea programada por presentación podálica
Se denomina “presentación podálica o de nalgas” cuando la cabeza del bebé no está colocada en el canal de parto, y por tanto, no sería lo primero que aparecería al dar a luz. Hay cuatro formas posibles en las que el bebé estaría colocado en podálica:
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Presentación de nalgas completa: el bebé está sentado con las piernas cruzadas, y su culete está encajado en el canal de parto.
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Presentación de nalgas incompleta: el bebé está sentado con una pierna doblada y la otra estirada.
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Presentación de nalgas francas: cuando el bebé está sentado con las piernas levantadas paralelas a su tronco, es decir, como si formara una V. Mi bebé estaba de esta forma.
Aunque en algunas ocasiones se podría optar por un parto natural si el bebé está en presentación podálica, no siempre es posible y deben tenerse en cuenta varios factores.
Programar la cesárea al término de la semana 37
Tuve una cesárea programada al término de la semana 37 (aún no había comenzado la semana 38).
Si volviera atrás en el tiempo,
solicitaría esperar a que el parto se desencadenara de manera natural y luego preceder a la cesárea. Sin embargo, la inexperiencia me llevó a aceptar que programaran la cesárea antes incluso de la semana 38, y
no es lo mismo nacer en la semana 37 que en la 38, ni que en la 39, ni en la 40 o en la 42.
No me dejaron estar acompañada de mi marido
Mi marido me acompañó hasta la puerta del quirófano y allí nos despedimos con un beso y emoción contenida. En ese momento éramos dos pero en pocos minutos pasaríamos a ser una familia de tres. Miré para atrás mientras se abrían las enormes puertas del quirófano y allí le dejé, solo, nervioso y probablemente más asustado que yo.
En aquel momento acepté el protocolo médico y no me opuse al hecho de no poder recibir a mi hijo acompañada de su padre, pero sin duda es algo que entre todas debemos cambiar porque
es nuestro derecho estar acompañadas de quien deseemos a la hora de dar a luz, aunque sea por cesárea; más aún si esta es programada, ya que no existe la urgencia de tener que practicar la operación rápidamente.
El momento en que vi a mi hijo por primera vez
El momento en que sacan a tu hijo es indescriptible. Mi bebé tardó en salir porque tenía sus caderas muy encajadas en las mías, y los tirones que me dieron para sacarle es lo que más desagradable me resultó. Sin embargo, cuando te lo muestran recién salido de ti te parece un verdadero milagro. Lo primero que pensé es cómo algo tan grande podía haber estado ahí dentro… ¡¡Me parecía increíble!!
Luego le hice un chequeo rápido visualmente. Vi que tenía todo en su sitio y que era precioso y me dio una pena tremenda que mi marido no pudiera estar conmigo para verle en ese momento. Se lo llevaron a limpiar, a pesar y a medir mientras me suturaban. En ese momento – seguro que fruto de la oxitocina- ya no sientes nada. Las conversaciones de los médicos parecen haberse disipado y sólo quieres saltar de la camilla para estar con tu pequeñín al que oyes llorar desconsoladamente mientras le hacen el test de Apgar.
La espera en reanimación: el momento más difícil de todos
Lo cierto es que perdí la noción del tiempo que transcurrió desde que acabó la operación hasta que me llevaron a la habitación de nuevo. Me parecieron horas las que estuve en reanimación sin ver a mi hijo… sin duda son los peores momentos para una madre con cesárea. Pocos minutos después de haber llegado a la habitación ya había recuperado por completo la movilidad de las piernas y los dolores comenzaron a ser insoportables.
Pero todo pasa y, aunque recién operada te parezca imposible, en tres días abandonarás el hospital por tu propio pie y con tu pequeño en brazos.
Si te van a hacer una cesárea programada por presentación podálica (o por cualquier otro motivo que el médico considere), mi principal consejo es que luches para que te la practiquen lo más a término posible, o mejor aún: esperar a que el bebé decida cuándo salir. Estar acompañada de tu pareja y reclamar poder hacer piel con piel con tu bebé nada más nacer, son otros dos de los aspectos imprescindibles que considero en la cesárea programada.
Imagen de portada: Pixabay
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1 comentario en «Cesárea programada por presentación podálica: así fue primera experiencia»
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