He comentado en varias ocasiones en mi blog como el tema del sexo del bebé durante el embarazo no ha sido nunca algo que me haya preocupado o interesado. De hecho me molestaba sobremanera que todos dieran por sentado que, embarazada de Pulguita, prefería una niña a un varón, porque lo cierto es que siempre me ha dado igual. Supongo que el hecho de tener embarazos complicados y de haber pasado por varias pérdidas gestacionales, hace que la preferencia por un sexo concreto fuera algo que ni se me pasara por la cabeza.
Sin embargo este tercer embarazo está siendo tan diferente a los otros (tengo pendiente un post contando esta nueva experiencia) que hasta en lo relativo al sexo del bebé tengo mi opinión y preferencia. Esta vez desearía que fuera un niño; justamente lo contrario a lo que la gente cree que prefiero 😉
¿Y un niño, por qué?
- Primero porque de este modo mis tres hijos tendrían un papel único en la familia.
Mi Mayor siempre será mi primogénito, el más especial. Mi Pulguita siempre será la niña de la casa. Y mi Pequeño siempre será el último “bebé”.
- Segundo porque tengo tan reciente la experiencia de criar a un bebé niña que me apetece recordar lo que supone criar a un bebé niño y confirmar si realmente niño y niña son tan diferentes como mis dos hijos me han hecho ver.
- Tercero porque, a colación de lo dicho en el punto anterior y si se cumple lo que mis hijos me han demostrado en este tiempo (bebé niño tranquilo y bebé niña inquieta) ahora me vendría genial un nuevo niño que aportara un poco de calma a nuestras ajetreadas vidas. Un bebé tranquilote, conformista, de esos “buenazos” que son un remanso de paz, como lo fue en su día mi Mayor.
- Y en cuarto lugar porque mi Mayor está emocionado con la idea de que el nuevo hermanito sea un chico. Adora a su hermana más que a nada en el mundo pero sé que le hace especial ilusión un niño con quien compartir juegos y aficiones. Soy consciente de que su diferencia de edad (casi seis años) hará que lleguen a compartir pocos años de juegos pero también pienso que si el bebé fuera niña, mi Mayor podría llegar a sentirse algo desplazado en este aspecto. Dos hermanos que se llevarán 18 meses (como Pulguita y mi Pequeñ@) van a jugar juntos, aunque sean de sexos opuestos, pero dos hermanos que se llevarán 6 años veo más difícil que lleguen a compartir momentos de diversión y aficiones si no son del mismo sexo.
Finalmente será lo que sea y me alegraré infinitamente de ello, pero confieso que por primera vez me hace especial ilusión que mi futuro bebé sea de un sexo concreto, y la imagen de familia sandwich (niño-niña-niño) me emociona mucho.
De momento no sabemos el sexo del bebé y quizá puede que no queramos saberlo en todo el embarazo, aunque mi intuición me dicen que será un nene. ¡Sea lo que sea, estamos como locos por verle la carita!
Comparto lo que dices del mayor, siempre será el mayor, la nena única nena, y si el peque es chico, siempre será el pequeñin
Cada uno siempre tendrá su lugar 🙂
Es fantástico que cada embarazo sea diferente. A mí me dio igual en el primero y la verdad que también en el segundo. Me encantaría que hubiera un tercero,y en ese caso quizá si me moje, porque no quiero quedarme con las ganas de tener un niño. Pero que sea lo que tenga que ser. 🙂
¡Disfrútalo!
Te veo muy lanzada con el tercero así que seguro que se cumple tu sueño y además te viene un niño. ¡Es un universo totalmente diferente: te enamorará!
Ui Silvia con este post me has tocado la vena sensible jejeje
La verdad que no estoy nada de acuerdo contigo, no creo que seamos así o asá por nuestro sexo y creo que los juegos no son de niños ni de niñas, sino de las personas. Tampoco creo que las niñas necesiten guardaespaldas, lo que hay que enseñar es que cada cual se defienda a si mismo. Yo fui una chica y fue un bebé tranquilote así que…
Besos
Seguro que hay niños que son como dices, que juegan a lo que sea porque les guste y no porque sea condición de su sexo pero ya te digo yo que en mi casa no es así y por lo que veo en mi entorno tampoco. Al final, por mucho que nos empeñemos los padres, la sociedad condiciona y los chicos no se sienten cómodos vistiendo de rosa, viendo pelis de princesas o jugando a las muñecas. Es así. Mi hijo ha tenido a su alcance muñecos de cuando yo era niña y no les ha prestado atención pero, sin embargo, siempre ha tenido fijación con los coches y las herramientas. Ahora mi niña veo que tiene absoluta devoción por los Nenucos, por sentarles en la sillita y sacarles de paseo y aunque trata de jugar a veces con su hermano a otras cosas, cuando está sola prefiere los juguetes de niñas (aun teniendo a su alcance los de niños de su hermano).
En cuanto a lo de “guardaespaldas” pues mira, depende, jejeje. Depende mucho del carácter que tenga la persona, obviamente. Hay chicas muy echadas para adelante, con las cosas muy claras, muy guerreras y con mucha personalidad pero también las hay más vulnerables y tímidas y una chica así en plena adolescencia se expone a sufrir más problemas o situaciones no deseadas (porque la sociedad es así de asquerosa y porque todas lo hemos vivido en algún momento en carne propia). Así que yo, como madre, si mi niña tuviera una personalidad más sensible y fuera más vulnerable -a parte de trabajar con ella ese plano emocional (¡como bien dices!) -, me sentiría mucho más tranquila sabiendo que cuenta con dos hermanos varones que pueden protegerla en un momento determinado.
¡Vamos, lo que hemos hecho todos con nuestros hermanos en algún momento de nuestra vida! 😉