Ya he comentado en algún post que la bollería industrial no suele tener cabida en casa. Debido a la alergia a las proteínas de leche de vaca que padeció mi hijo mayor durante sus primeros seis años de vida, decidimos elaborar nosotros todo tipo de repostería, pues si bien en el mercado encontrábamos de vez en cuando algunas marcas aptas, no son ni por asomo igual de saludables.
Con el tiempo, y a pesar de que mi hijo ya ha superado su alergia, el cuidado de la alimentación familiar es algo que nos preocupa mucho tanto a mi marido como a mí, por lo que recurrimos muy poco a los productos procesados, hemos reducido drásticamente el consumo de azúcar y, en definitiva, hemos incorporado nuevas y saludables medidas en nuestra alimentación.
Repostería saludable, rica y fácil
Entre los cambios más notables que incorporamos hace años en nuestra dieta está el de la repostería casera. Ocasionalmente, elaboramos bizcochos, magdalenas o pastas para que los peques completen su desayuno, alternando diferentes sabores y texturas pero siempre con ingredientes de calidad y cuidando mucho la cantidad de azúcar (o sustituyendo el azúcar por frutas como el dátil o el plátano).
Personalmente, no me sirve cualquier receta que veo en Internet y en ese sentido, la web de Cristina Galiano, experta en nutrición está siendo una gran inspiración para nuestra cocina diaria, ya que apuesta por técnicas culinarias muy saludables y tiene recetas realmente ricas y sanas.
De esta web he sacado la receta del bizcocho bajo en calorías que os comparto hoy. Un bizcocho con tres ingredientes únicamente, que no sólo está exquisito sino que es “bajo en calorías” (porque no lleva aceite ni grasas). Aún así, ¡mucho ojo porque lleva azúcar! Es decir, el hecho de que no lleve aceite y tenga pocas calorías no significa que debamos zampárnoslo de una sentada.
Ingredientes para la receta de bizcocho bajo en calorías
Para este bizcocho sólo vamos a necesitar:
- 6 huevos medianos; yo siempre los compro camperos y ecológicos
- 150 gramos de harina integral
- 150 gramos de azúcar (nosotros empleamos azúcar integral de caña y ecológico)
- Yo le añado unas gotitas de anís, para darle más sabor
- Molde de 24 cm de diamétro (aproximadamente da para unas 10-12 porciones grandes) previamente engrasado para evitar que la masa se pegue.
Cómo elaborar el bizcocho
El truco para que el bizcocho salga esponjoso es mezclar correctamente todos los ingredientes y conseguir que los huevos dupliquen su tamaño al batirlo junto con el azúcar.
- Precalentar el horno a 180 grados.
- Llenar el fregadero de agua muy caliente e introducir en él un recipiente grande con los seis huevos y el azúcar
- Batir los huevos y el azúcar con unas varillas eléctricas a velocidad máxima (con cuidado de que no se cuele nada de agua en nuestra mezcla)
- Cuando veamos que la mezcla empieza a triplicar su volumen, sacar el recipiente del agua y seguir batiendo
- Añadir poco a poco la harina y seguir removiendo la masa esta vez con ayuda de un tenedor, para integrarlo mejor y evitar la formación de grumos
- Cuando esté listo, volcarlo en un recipiente para horno y cocinar durante seis o siete minutos.
El resultado es un bizcocho jugoso, muy esponjoso y riquísimo para acompañar el vaso de leche de las mañanas. Además, al no llevar nada de aceite ni otro tipo de grasa vegetal ni animal, resulta muy ligero. Pero como he dicho más arriba, ¡cuidado porque azúcar sí lleva!, así que recomiendo consumirlo con moderación o en ocasiones especiales.
¡Hacedlo y me contáis qué os parece! Con lo sencillo y rápido que resulta de preparar, no hay excusa para no relegar el paquete de galletas y magdalenas industriales a un segundo plano, y optar por este rica receta de bizcocho casero.
Finalidad » Gestionar los comentarios.
Legitimación » Tu consentimiento.
Destinatarios » Los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de SiteGround Spain S.L (proveedor de hosting de Ser tri-madre: ¡toda una aventura!) dentro de la UE. Ver política de privacidad de SiteGround Spain S.L (https://www.Siteground.es).
Derechos » Podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.