Uno de mis propósitos del pasado año fue el pasar más tiempo a solas con mi pareja. Ambos coincidimos en ver que lo necesitábamos y que nos apetecía disponer de algún fin de semana al año para pasarlo juntos, charlar sin interrupciones, relajarnos, dormir a pierna suelta y revivir aquellos momentos de pareja que tanto añoramos desde que somos padres.
Y es que ser padres es lo más bonito que nos ha pasado en la vida. Tenemos tres maravillosas razones para sonreír cada mañana y darle sentido a nuestros días. Adoramos los planes en familia, las mañanas de parque o las tardes de sábado de cine y palomitas acurrucados los cinco en el sofá. Es maravilloso comprobar como nuestros niños crecen, descubren el mundo y nos necesitan.
Pero la m(p)aternidad también es agotadora y si bien era algo que no notábamos especialmente cuando solo teníamos dos hijos, desde que somos padres de tres lo acusamos mucho más.
Y lo cierto es que no nos podemos quejar lo más mínimo pues tenemos tres niños dormilones, comilones, independientes y que adoran jugar entre ellos, lo cual también nos aporta momentos de relax y descanso. Pero no cabe duda de que el día a día con niños y todo lo que conlleva (colegio, extraescolares, pediatra, tutorías, deberes, juegos, baños, parques…) multiplicado además por tres, nos hace llegar al final del día con el nivel de baterías bajo cero.
Desde que nació mi Pequeño comenzamos a comprobar que nuestras conversaciones como pareja se reducían cada día más. A causa del trabajo nos veíamos muy poco y cuando lo hacíamos estábamos tan cansados por la vorágine del día a día o por nuestras responsabilidades como padres, que teníamos pocas ganas de charlar entre nosotros. Un día, tras otro, tras otro… va haciendo mella en uno mismo por lo que decidimos planear el 2016 en base a nuestras necesidades como pareja. Y así fue como cada trimestre organizamos una escapada romántica.
No estábamos solos al 100%, porque mi Pequeño venía siempre con nosotros (demasiado bebé para dejarle al cuidado de alguien todo un fin de semana, además de estar con lactancia materna a demanda) pero lo disfrutamos un montón. Hicimos mucho turismo, nos relajamos, retomé la lectura, nos enganchamos a series de televisión, hablamos mucho de nuestras inquietudes, nuestros trabajos… En definitiva, fue un año 10 en ese sentido.
Y como a lo bueno se acostumbra enseguida uno, este año queremos seguir la misma estela incorporando una variante más: el dedicarnos todos los meses un día entero a nosotros. Los abuelos y tíos nos echarán una mano con los niños y ahora que el Pequeño ya es más mayor y no me necesita tanto, podremos disfrutar del tiempo completamente solos.
Ya hemos comenzado a mirar planes y es increíble lo que un sábado, bien aprovechado, puede dar de sí: turismo por la capital o ciudades cercanas, un masaje en pareja, una mañana en un spa, comidas o cenas en un restaurante romántico, un café a media tarde en una terraza con vistas, unas copas en un bar con música en directo, un karaoke, actividades deportivas, senderismo por la sierra, ir al cine o al teatro … ¡Son tantos los planes que se nos ocurren que la sola idea de irlos pensando y organizando mes tras mes nos recarga de energía y buen rollo!
Y es que, desde mi punto de vista, creo que es muy importante no olvidarse de uno mismo y también de la pareja al convertirnos en padres. Quizá no todo el mundo sienta esa necesidad (con mi Mayor, por ejemplo, esto no me ocurrió y en los 4 años y medio que fue hijo único no hicimos ninguna escapada ni plan como pareja porque no nos surgió esa necesidad), o quizá haya quien la experimente al poco tiempo de nacer su primer hijo.
Sea como fuera considero fundamental escucharnos y, siempre y cuando estemos tranquilas y confiadas a la hora de dejar a nuestros hijos al cuidado de alguien (algo que considero primordial para poder relajarse y disfrutar), dedicarnos el ratito que necesitemos.
Hola! Me parece una idea fantástica. Yo tambien la voy a poner en práctica. ME daba un poco de apuro dejar a la niña sola a dormir. Por ahora, nos quedamos con ir algun dia al cine y cenar fuera. pero me apunto a lo de pasar un dia fuera.
Yo empecé a sentir tal necesidad a los 2 años de ser padres. Pero me debatía en lo bien que lo pasábamos los 3 y lo que echaba de menos poder prestar mas atención a mi pareja, porque siempre estoy pendiente del peque y atiendo a la mitad de conversaciones porque el monillo anda saltando donde no debe o soltándome la mano para lanzarse a la carretera!
Lo que pasa que nosotros no contamos con voluntarios para el cuidado de nuestro niño y menos de confianza.
Sólo una amiga/niñera que nos permitió ir de concierto un par de horas, fue genial! Pero la chica era tan estupenda que ya tiene trabajo, la echamos de menos muchísimo!
Me parece una idea estupenda y ojalá yo pudiera hacer algo así, al menos, 1 día al año. Seguiremos buscando niñera.
Disfrutad mucho, que eso debe recargar pilas emocionales a tope.
Nosotros también tenemos esa necesidad, pero no sólo nos influye la m/paternidad, sino también el trabajo de mi marido. No encontramos casi hueco para estar en familia, más ahora que el peque está en el cole y no coinciden mucho en horarios, así que para ratos en pareja ya ni te digo. Sin embargo ahora que se acerca el nacimiento de nuestro pequeño veo aún mas necesarios esos momentos de espacio personal, ya no sólo sin niños sino también sin obligaciones, así que hemos estado hablando de dejar el miércoles (su único día libre) para la familia, la mañana para nosotros aunque tengamos al peque y la tarde para todos, sin pensar en que hay comida que hacer o ropa que lavar. Creo que es nuestra única forma de oxigenarnos y ya va haciendo mucha falta. A ver qué tal nos organizamos
Nosotros tenemos una salida obligatoria al año (aunque sea una noche) por alguna fecha señalada (o aniversario de novios, o aniversario de bodas…) y creo sinceramente que es vital para que una pareja y familia funcione. A diario nos resulta casi imposible mantener una conversación que se salga de “qué comemos hoy, qué hace falta comprar, hay que mirar los papeles tal, las actividades del niño no sé qué…” y no podemos hablar de casi ningún tema sin interrupciones constantes de los peques (lo cual es normal porque aún son pequeños y les cuesta esperar el turno de palabra, aunque el mayor ya está entrando en la dinámica de saber esperar a que papá y mamá terminen de hablar) .
Hace unos años, cuando los niños eran aún más pequeños instauramos “la tarde de novios”. ¿Qué es eso? Pues a veces salíamos a comprar los dos solos para ir más rápido sin los niños o al trastero o hacer cosas necesarias…. Pero eso no era pasar tiempo juntos, sólo era ser más eficaces. Así que la tarde de novios es para ir al cine los dos, o tomar algo en una tetería o simplemente pasear. Y de eso hay que tener al menos una tarde de novios al mes o cada cinco semanas jejeje.
Saludos!!!