El pasado fin de semana tuvimos el honor de ser invitados, junto a un nutrido grupo de madres y padres blogueros a Faunia. La idea me sedujo desde el primer momento por dos motivos:
- Uno, porque hacía tiempo que no visitábamos este parque que siempre me ha parecido una verdadera maravilla por todo lo que enseña a los niños
- Y dos, porque no encontraba mejor forma de pasar el día que acompañada de un montón de gente conocida de la blogosfera con peques de edades similares al mío
El parque Faunia está dividido en ecosistemas que recrean las condiciones climáticas y atmosféricas donde viven las distintas especies de animales. De este modo los animales están en un hábitat de condiciones similares al suyo, bien alimentados y perfectamente cuidados. Guiados por Aída, una chica encantadora que nos explicó con todo lujo de detalles lo que íbamos encontrando en cada ecosistema, vimos:
- El bosque africano: en donde los pequeños pudieron interaccionar con los lémures. Mi hijo estaba anonadado viendo al “rey Julien” –como él decía- (de la serie Los Pingüinos de Madagascar).
Los lémures nos dejaron tres imágenes muy divertidas y tiernas:



- La Jungla: Un fantástico lugar que recrea la humedad del 80% y la temperatura de 28º de la selva Amazónica. Pudimos ver a tucanes, guacamayos, monos, caimanes… y caminar por debajo del río Amazonas disfrutando de los maravillosos (y enormes) peces que lo habitan
- Los polos: Con una temperatura de bajo cero en este ecosistema viven a sus anchas varias colonias de pingüinos. A través de una enorme cristalera los peques pueden verlos incubar los huevos, mudar las plumas, nadar… ¡Qué animales más graciosos!
También pudimos disfrutar de la exhibición de los inteligentísimos leones marinos y las aves rapaces.
Comimos todos juntos en un restaurante del parque, disfrutando de un rico buffet y escuchando a los peques narrarse emocionados todo lo que habían visto a lo largo de la mañana.
Después de comer fuimos a la granja, un sitio que nunca defrauda a los niños, y terminamos de dar un paseo por el parque, aprovechando también la exposición temporal de dinosaurios a tamaño real que arrancó las lágrimas a algún nene.
Pero la tarde no dio para más. El peque estaba agotado y cayó rendido en brazos de papá.
Sin duda fue un domingo maravilloso en donde aprendimos mucho de los animales, disfrutamos un montón con la carita de ilusión de los más pequeños y en donde se forjaron nuevas amistades infantiles. ¡Una experiencia para repetir!
Nosotros lo tenemos pendiente y además con otra mamá bloguera. Después de leerte tengo más ganas todavía 🙂
Un besito.
Pues no lo dudes! Es u sitio genial para los peques
Yo tengo pendiente una visita con la tía medusi, he estado una vez pero sin nenes y me apetece volver con el peque.
Seguro que lo pasasteis genial 🙂
Es que los niños lo disfrutan un montón. La interacción que pueden hacer con los animales es genial y no se consigue en otros parques