
Como os comentaba el otro día en este post, Carlos González continuó la conferencia que dio organizada por Papás e Hijos 2.0 hablando sobre las diferencias sustanciales que existen entre la alimentación de los niños ingleses y la de los niños españoles; diferencias que me hicieron plantearme en si no estaremos los padres demasiado obsesionados con las cantidades de comida que ingieren nuestros hijos, los horarios de las mismas y la forma de introducirles la alimentación complementaria.
- En Inglaterra se comienza la introducción de las carnes a partir de los 4 meses, así como de otros alimentos como guisantes o judías blancas. Aquí en España se lleva una meticulosa pauta de introducción de las carnes, distinguiendo entre pollo (la primera en introducirse), ternera, cordero y cerdo. Además, los pediatras suelen ser bastante tajantes con la cantidad que debemos darles y muchas veces nos sorprendemos a nosotros mismos pesando en una báscula de cocina 20 gr de carne (ni un gramo más, ni un gramo menos) para añadir al puré. Por supuesto ni hablar de introducir judías blancas a un un niño de 4 meses, una legumbre que generalmente ni nos planteamos incorporar a su dieta antes del primer año de vida.
- A partir de los 6 meses los niños ingleses dejan de tomar purés para pasar a comer los mismos alimentos que consumen sus padres pero machacados con el tenedor para hacer más sencillo su deglución. En nuestro país el miedo que tenemos los padres al atragantamiento nos hace saltarnos esa ventana de oportunidad de la que hablaba en mi anterior post, pues un bebé de 6 meses es perfectamente capaz de llevarse él solito la comida machacada a la boca y terminar de deshacerla con las encías o los escasos dientes que tenga. Carlos González nos decía que los bebés se atragantan pero al no ser conscientes de ello escupen la comida sin traumas ni problemas y se la llevan de nuevo a la boca. Así de sencillo. Aquí nos da tanto miedo que se atraganten que compramos incluso redecillas antiahogo y retrasamos lo máximo posible la introducción del sólido siendo a veces muy difícil que los niños dejen los purés hasta edades bien avanzadas.
A propósito de este tema, explicó la diferencia entre atragantamiento y ahogo diciéndonos que es muy difícil que un bebé se ahogue con la comida aunque sí se suelen atragantar con frecuencia. Sólo es posible el ahogo en la alimentación con alimentos pequeños, duros y redondeados, nunca con cosas blandas o pegajosas. Hay ciertos alimentos que nunca se deben dar a un bebé por riesgo de asfixia: frutos secos, zanahorias crudas (dárselas cocidas), trozos de manzana (partírsela en láminas finas), uvas (partírselas por la mitad) y salchichas (no cortarla nunca en trozos sino en láminas), pero fuera de esto los niños pueden comer cualquier cosa y es sano que experimenten con la comida y se den cuenta de aquello que pueden tomar y de lo que no (por ejemplo, darles una raja de melón con cáscara)
Está en nuestra mano dar a nuestros hijos un menú sano y equilibrado pues ofreciendo diferentes alternativas saludables dará igual la cantidad que coman y nunca estarán faltos de nada. No es necesario que los niños tomen grandes cantidades de comida sino que es más importante que aprendan a comer y sepan hacerlo solos.
Al principio los niños comen de todo y los padres (aunque yo diría que sobre todo los abuelos) nos asombramos de que nuestros bebés se tomen tan bien las verduras o el pescado pero esto suele ser lo habitual. Es a partir de los dos años cuando se vuelven selectivos y pasan a querer sólo el llamado “menú infantil” (patatas, salchichas, fritos varios, hamburguesas, dulces…). Y no le falta razón, ¿en cuántos restaurantes habéis visto que el menú infantil se componga de verduras al vapor y lenguado a la plancha?. Es normal y no debemos preocuparnos por esta fase temporal tan selectiva en la que sólo van buscando proteínas, pues con el tiempo irán cambiando sus preferencias como hemos hecho todos.
Y por último hizo hincapié en algo que también solemos hacer los padres con frecuencia y es usar una comida como premio de otra. Por ejemplo: “te doy chocolate si te tomas las acelgas”. En este caso estamos diciendo claramente al niño que el chocolate es el premio a un sacrificio que debe hacer. Tampoco debemos ser tan tajantes con la sal y el azúcar. Es cierto que no son recomendables en las dietas de los bebés pero ocurre con frecuencia que los purés caseros suelen ser repudiados por los más pequeños mientras que los industriales les gustan más y esto es debido a la gran cantidad de sal que llevan. Así que siempre será más sano una pizca de sal en un puré casero o de azúcar en una papilla de fruta, que no un potito industrial o un zumo del supermercado.
La conclusión fundamental que saqué de esta enriquecedora charla es que lo importante es disfrutar con nuestros hijos de la comida, educarles y enseñarles a comer aplicando el sentido común y, sobre todo, observando las ventanas de oportunidades que ellos mismos nos abren.
¡Por cierto! Os recomiendo echar un vistazo a estos dos vídeos que he encontrado en Youtube. ¡Os sorprenderán!
Genial!!! Hoy hemos coincidido en el tema de la alimentación infantil aunque de forma diferente, es un tema muy interesante e importante. Al parece en Noviembre tendremos a C.G. en Las Palmas así que espero poder disfrutar de sus charlas!!
Tengo pendiente leer tu post al respecto!
¡Qué bien que le vayais a tener en noviembre por allí! Es realmente enriquecedor escucharle. ¡Seguro que te sorprende!
Muy, muy buenas recomendaciones. Al final, como bien dices, instinto y sentido común.
Un beso.
Totalmente de acuerdo!
Me has ayudado mucho con tu post. Gracias. Ultimamente mi bebé se atraganta mucho y yo estaba en un sinvivir. La verdad es que le pierde la comida y yo a veces me salto las recomendaciones del pediatra por darle gusto. Pienso que no es necesario ser muy estricto. Si en vez de 20 gramos de carne caen 30 tampoco me preocupa mucho. Mientras el gordo disfrute comiendo…
Yo también creo que no hay que ser estrictos y que no pasa absolutamente nada por ofrecer más cantidad a un niño o menos cantidad. Las cantidades que recomiendan los pediatras son aproximadas y no debemos llevarlas al extremo.
Además, te lo digo por experiencia, pasan etapas en las que son muy tragones pero otras en las que no comen de nada…
Lo del atragantamiento me ocurre como a tí, ¡me aterra! pero viendo el vídeo del bebé comiendo el muslo de pollo lo he flipado 🙂
Ojalá hubiera descubierto a Carlos González antes! Mi peque y yo nos hubiéramos ahorrado muchos “problemas” con la comida… Ahora mismo, con 18 meses, de trocitos sólo quiere galletas, pan, queso… Y siempre que no estén en la bandeja de su trona, que si no dice que se los coma mami! 😛 Gracias por tu post!
Bueno, nunca es tarde! A mí también me hubiera gustado leer antes sus libros o escucharle porque mi hijo también tardó mucho en comer y siempre ha sido muy selectivo. Cada niño es un mundo y lo mejor es no forzar y seguir el ritmo que ellos nos marcan. Ánimo!
me ha encantado este post, excelente resumen y muy esclarecedor, nunca está de más recordar lo que piensa el doctor Carlos González sobre nutrición infantil, ya que ha ayudado a muchos padres, entre los que me incluyo.
Saludos y feliz verano!
Me alegro mucho de que te haya gustado y lo hayas encontrado interesante. A mí su sentido lógico de las cosas me ayuda muchísimo a dar normalidad a las cosas y a seguir el curso natural de los acontecimientos
Excelente aportación. Todavía me acuerdo de la cara de pasmada que se me quedó cuando vi a mi madre darle un hueso de muslo de pollo con restos de carne a mi sobrina de 6 o 7 meses… primero le dije: “mamá!! estás loca!!” y ella se rió y me dijo: “si te oyera tu abuela se reiría de ti”. Luego me encantaba ver a la beba con un trozo grande de ternera en mano extrayéndole todo el jugo con carita de hallazgo (obviamente bajo vigilancia para evitar que se ahogara con trozos grandes… sentido común). En general con todos mis sobrinos. Cuando vi a los peques disfrutando, chupeteando y comiendo, me di cuenta de lo importante que es dejar en paz a la naturaleza y lo mucho que infravaloramos las capacidades de los niños. Lo de los atragantamientos lo pude observar en todos ellos, es verdad que se suelen atragantar más a menudo que un adulto, pero así como se les iba, volvían a depositarlo en la boca (ojalá a nosotros nos pasara igual, nos volvemos torpes). Cuando veo en tiendas las redes antiahogo pienso ¿esto sirve para enseñar o para retrasar el aprendizaje de algo tan fundamental? (salvando casos puntuales en que sea necesario darle una atención más especial a un niño por algún problema particular, claro).
Disfrutaré cuando me toque introducir a mi bebé en el mundo de la comida. Será un juego divertido para ambos.
¡Qué bonita experiencia la que cuentas con tus sobrinos pues no es facil encontrar a padres que eduquen así a sus hijos en el aspecto de la comida!
Yo reconozco que soy una histérica del atragantamiento pero también es verdad lo que dices (que también lo decía Carlos G.) y es que ellos se atragantan y escupen con mucha más naturalidad que los adultos y que en un 99% de los casos no ocurre nada.
¡Ya nos contarás cuando lo experimentes con tu bebé!